Contextualicemos el hecho. Martes 4 de septiembre de 2018. 19:30. Calle España, a pocos pasos de la avenida Heroínas.
La aglomeración de personas (más de 100) en las escaleras atenta, a todas luces, sobre la capacidad de resistencia de los cimientos de la Casa del Deporte, que, a estas alturas, deviene claramente en la “casa del terror”, con trampas involuntarias, pasajes escabrosos, producto del tiempo, y empapelados que simulan ser baldosas gastadas.
La concentración no es fortuita. En el primer piso, los ajedrecistas cochabambinos, los únicos que resisten en la vieja edificación, cumplen con la jornada inicial del clasificatorio departamental para competir en el Nacional de Impares, en El Torno, Santa Cruz. Es por ello que afuera aguardan padres y madres (sobre todo, estas últimas).
La espera durará algunos minutos. No podrán permanecer mucho tiempo allí, pues el director de Competencias, José, les dará indicaciones para que evacúen el sitio con cautela. El encargado obederá, así, al método de precaución “consensuado” por la Asociación Departamental de Ajedrez de Cochabamba (ADAC), entidad que adoptó ese sistema provisional para encarar cada torneo.
Luego de que los participantes se encuentren ya en la sala de partidas, los familiares abandonan los pasillos inmediatos y las gradas. En la zona más riesgosa (el pasaje hacia el salón de reuniones y conferencias de prensa) se halla un letrerito, que tiene la función de “guía”.
De momento, no hay alternativa. El ajedrez valluno no cuenta con otro escenario para realizar sus certámenes oficiales. Según ADAC, sus afiliados “no pueden poner en pausa sus citas”, pues tienen que responder al calendario establecido por la Federación Boliviana.
El titular de la Asociación, Germán Soruco, que preside la entidad desde 2013 y asegura haber sido reelecto a fines de 2016, relata que la institución estaría sujeta a posibles castigos en caso de no mantenerse activa.
“El problema es que la Federación tiene un cronograma y hay que cumplirlo. No es decir, no participamos más (y lo dejamos), en statu quo. Existen sanciones. Deben ir los deportistas (a competir afuera)”.
En 2017, la Casa del Deporte fue sede del torneo IRT Sol de Septiembre. Según Soledad Terán, mamá de la ajedrecista Valeria Torrejón, de 7 años, la situación fue “vergonzosa”.
Los visitantes no daban crédito a las condiciones de un sitio que, en esos días, funcionó como recinto oficial de un Nacional.
Molestó desde el peligro de los suelos con huecos y las paredes con amenaza de derrumbe hasta el hacinamiento. “La gente decía que no es posible que en un ambiente tan pequeño se hiciera dicho campeonato. Las personas estaban en las gradas. Había olor impresionante a pis de gatos y roedores. Esta infraestructura no da para un Nacional, pero tenemos que acomodarnos. No existe opción”.
TABLONES Hace aproximadamente dos meses, el Servicio Departamental del Deporte (Sedede) ayudó con el colocado de unos tablones de madera en la zona de mayor peligro. Esto, según Terán, se dio luego de que ella se presentara en el despacho del director del ente, Javier Villalobos, para pedirle que hiciera “algo”.
¿“CÉNTRICO” O SEGURO? La petición de los padres varía según las necesidades.
Algunos temen ser desalojados del lugar. Prefieren continuar allí, a sabiendas del riesgo de derrumbe. Es el caso de una mamá (prefiere mantener su identidad en reserva) que envía a sus tres hijos a la escuelita de la Asociación, pues considera que los 100 bolivianos que paga por mes son módicos. Su inversión en los viáticos se ampliaría, en caso de que la escuela funcione en una zona distante al centro.
“Escuché comentarios de que nos quieren mandar lejos. ¡Que nos den un sitio céntrico! Si nos envían lejos, sería doble pasaje y no puedo pagar tanto”.
En la Casa del Deporte se concretan partidas en la modalidad de Blitz, hay clasificatorios y, claro, la escuela de la Asociación brinda clases.
Otros padres ponen en segundo plano la ubicación de la futura sede. Goldy Daza, madre de Carolina Vargas, campeona absoluta de la fase departamental de los Plurinacionales (secundaria), refiere que ni Caro ni su hermana Cristel, que también practica ajedrez, asisten a la Casa. El peligro latente hizo que la familia Vargas tomase la decisión de no enviarlas.
“Evitamos ir. Mi esposo es ingeniero y sabe que es un riesgo estar ahí. Puede pasar cualquier accidente”.
SARCO, LA “OPCIÓN” Soruco explica que está todo encaminado, que confía en el Sedede y que es cuestión de un poco más de tiempo. De acuerdo con el dirigente, existe predisposición por parte de las autoridades, y la opción es el Polifuncional de Sarco.
“Quizás, algunos lo ven algo lejos. Tampoco podemos exigir. Por ahora, continuaremos acá. Si algunos torneos venideros son de gran envergadura, pediremos al Sedede que nos brinde, provisionalmente, otro ambiente”.
Nicolás Alba, campeón departamental de Blitz en los Pluris de secundaria, reconoce que siente “miedo por posibles derrumbes”.
1971
La Casa del Deporte fue materializada en 1971. Sus fundadores han sido Jaime Cavero, Emilio Sotomayor y Alberto Villarroel.
Niños “extraordinarios” necesitan apoyo
Son pequeños cochabambinos que destacan sobre la media. La curiosidad, el deseo de descubrir lo desconocido y la habilidad simultánea dada para triunfar en varias ramas del arte y el deporte hacen que estos seres integren el grupo de los niños con “talento extraordinario”.
La inquietud constante los hizo incursionar, entre otras cosas, en el deporte ciencia. Nataly Monserrat Iranzo Arias, de 10 años, practica con el tablero hace poco más de tres meses, tiempo en el que afianzó su gusto por las piezas.
Nataly comenzó a dar señas de sus aptitudes mayúsculas en el colegio, cuando una docente notó que la niña había plasmado la letra de una canción a través de un dibujo.
En el papel, ella había “contado”, sin palabras, la secuencia del tema musical.
El Ministerio de Educación, tras una evaluación académica y psicológica, le dio luz verde para que pudiera “saltar” un curso.
Altair Mamani Copa analiza los movimientos del tablero también hace tres meses.
El vocabulario que emplea para expresarse brinda luces de sus intereses distintos. “No quiero estar solo en la escuela, sino aprender cosas nuevas y saber todo. Me gusta leer libros. Aunque nadie crea, uno puede encontrar nuevas respuestas. Me interesa la ingeniería petrolera y la genética”.
Su madre, Aleida Copa, relata que Altair solía caer en el tedio en el colegio.
“Siempre fue inquieta. No se adaptaba. Se aburría. Desde kinder era intranquila. En primero básico, la directora le detectó (capacidades). No queríamos el salto por el temor de la edad y el proceso, pero sí pudo. Es muy sociable”.
Cristhian Chura y Henry Suárez son los que más “trayectoria” presentan. El primero cuenta con un año de práctica del ajedrez “en el bolsillo”. Henry, el otro niño con talento extraordinario, lleva ya tres.
Lo principal para que los deportistas, parte del grupo valluno de 30 niños en total, continúen incentivando sus habilidades es el apoyo.
Las madres piden que las autoridades los ayuden. Creen que es esencial que ellos accedan a escuelitas competitivas para que no suelten el ritmo y consoliden su participación de aquí en más.
Son “niños extraordinarios” que sueñan en grande y prometen mucho.
Por ahora continuaremos acá. Si algunos torneos son de envergadura, pediremos al Sedede que nos brinde otro ambiente”. Germán Soruco-Asociación
Lo ideal sería que (el lugar) sea algo céntrico, pero si no se puede considerar esto, debería tratarse de un sitio seguro y amplio”. Soledad Terán-mamá de Vale
Todos sienten miedo de que se derrumbe, en algún rato. La ADAC intenta hacer lo posible para tener el mejor desempeño en los ambientes”. Nicolás Alba-ajedrecista
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