24 junio 2013

Mónica Sillo con guantes de kikboxing, una de sus disciplinas favoritas.



Las apariencias engañan. Y con Mónica Sillo sucede que la imagen que refleja no se condice con los deportes que practica, relacionados, en más de un caso, a determinados matices de violencia natural. Boxeo, kick boxing, brazilian jiu-jitsu, muay thai, karate, taekwon-do y las artes marciales mixtas, que componen su carta de presentación. Aparte, trabaja como instructora de un gimnasio, en la especialidad de fitness, y particularmente, desarrolla la función de personal trainer, con mayor alumnado masculino, dispuesto a los rigores de la exigencia.

La historia es sencilla, pero interesante. Va de la mano con la modestia que siempre rigió su vida. Acaso por eso trasluce sorpresa cuando debe referirla, por primera vez, in extenso, para un medio de comunicación.

“Soy humilde, pero intento nutrirme de la mayor cantidad de conocimientos. La gente que busca a una profesional en este campo no sólo necesita de ejercicios localizados, sino también de flexibilidad, dinámica y conceptos claros, más aún si lo que requiere gira en torno a defensa personal, muy necesaria en estos tiempos”.

Cuenta que pesa 50 kilos y por convicción no los sobrepasa. Privilegia la masa muscular, la fibra. Cuida la alimentación y por eso su última ingesta no sobrepasa las 18.30, atenida a parámetros que por cierto destierran de plano todo aquello que se denomina comida chatarra.

“Me gusta el deporte, por sobre todo. También la adrenalina. Cuando debuté en peleas dije: esto es para mí, se despertó una pasión. Aclaro de entrada que genero una lógica dosis de agresividad, pero eso no afecta mi esencia femenina, la que cuido bastante, sobre todo cuando estoy en el gimnasio”.

Este año combatió sólo en una oportunidad y lo lamenta. Piensa que hace falta otorgar a estas disciplinas mayores ocasiones de proyección en el medio y está segura de que el aporte de la televisión internacional, que difunde programas específicos de artes marciales mixtas, contribuirá a ello.

“El muay thai es un arte marcial tailandés, que emplea las rodillas y los codos. Fui a Cochabamba, en abril, para un campeonato en el que participaron cultores de Bolivia y Argentina. Tuve al frente a una oponente que pesaba cuatro kilos más que yo, también era más alta (Mónica no excede los 1,52 centímetros) y gané por decisión unánime. Antes, en La Paz, peleé con Elena Vera, en jaula, como se estila en la MMA —ente matriz de estas modalidades—, sin protección, en medio de juego de luces y música, y recibimos un pago de los organizadores.

¿Y cuánto se gana por este tipo de actuaciones? “No mucho, 100 dólares… En el exterior las chicas que lo hacen reciben miles”.

Óscar Dorado Vega es periodista, columnista y colaborador de Marcas y Marcas Plus, y corresponsal en Bolivia de la Cadena Fox Sports

Una dama del deporte

Nombre

Giovana Mónica Sillo Choque tiene 29 años y es paceña.

Estudios

Después de salir bachiller, cursó estudios de contabilidad general, pero los dejó por el momento.

Dedicación

Es de la categoría: 50 kilos. Se de-sempeña como instructora de fitness y personal trainer. Exponente de boxeo, kick boxing y artes marciales mixtas.

‘Sudo a la par de mis alumnos’

A Mónica Sillo se la encuentra por su nombre en Facebook. Señala que en su trabajo combina rubros anaeróbicos y aeróbicos. “Mi estilo les encanta a los hombres porque les ayuda a definir el cuerpo y para eso hay que apelar a ejercicios específicos. Soy exigente, ellos lo saben muy bien. Sudo a la par de mis alumnos, predico con el ejemplo”.

— ¿Adónde apuntas y cuáles son tus objetivos ?

— A ser una profesional reconocida del deporte. Somos muchos los que estamos en este mundo de manera inadvertida. A mí me gusta el fútbol, pero no todo pasa por ahí. Yo quiero aprovechar esta entrevista para revelar que mi meta es alcanzar y superar lo obtenido por Jennifer Salinas en boxeo. En artes marciales mixtas no sólo me entreno, sino que estudio, profundizo la teoría acerca de las técnicas y los estilos. De ahí que estoy segura de que el fitness constituye un gran complemento. No se trata sólo de resistencia, cardio, golpear o patear, también importan mucho la tonificación muscular, la flexibilidad.

— ¿Qué inculcas a quienes te contratan como preparadora ?

— Perseverancia y disciplina, antes que nada. También voluntad. Con esos aspectos se consiguen muy buenos resultados.

Todo comenzó en Buenos Aires

Mónica, como todos, va acompañada de una faceta privada a la que sitúa perfil bajo, aunque también se vincula al deporte. Mantuvo relaciones sentimentales con algunos conocidos futbolistas. “No me pida nombres, por favor. No los voy a dar porque así procede una dama”. Por lo menos deja algunas pistas… “Dos son yungueños y ya no juegan en equipos de La Paz; otro es extranjero y fue parte de The Strongest. Más no voy a decir…”.

Lejano aparece el recuerdo de la amiga que en Buenos Aires la llevó a un curso de entrenamiento personal. Ahí arrancó su relacionamiento con la actividad física. Inicialmente, en la calidad de practicante. Más adelante, munida de los conocimientos necesarios, como instructora. Hoy, adicionalmente, en la competición. Cuenta que se levanta de madrugada para alistar la vianda con la que parte a su cotidiana jornada laboral y que procura acostarse temprano para conceder al descanso el lugar que merece. Está en búsqueda de su próxima adversaria y anhela presentarse (“de aquí a no mucho tiempo”) en el exterior. Sí, el deporte también es generoso con los sueños que se debaten en las cuerdas del anonimato, ése del que hoy Mónica Sillo comienza a despegarse.


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