¿Será que se trató de un espejismo para ellos? Quizás, la respuesta sea afirmativa. Hace ocho meses, todo parecía idílico. Se conjugaron la imponente puesta en escena de los Juegos Suramericanos Cochabamba 2018, el estreno de escenarios y, por supuesto, la posibilidad de saberse como los responsables del orgullo nacional. Confluyeron los elementos para que atletas bolivianos como el boxeador Ever Quisbert y el lanzador de bala Aldo González se convirtieran en protagonistas fugaces de la fiesta
Giro repentino del timón. Ahora, ello se resume en un recuerdo, poco más que una anécdota bonita para dos hombres que sudaron lo indecible en la justa regional: uno lo hizo encima del ring, aguantando golpes de referentes, incluso, olímpicos. El otro, impulsando una bala de 7.26 kilogramos
En primera persona, ambos deportistas acusan que sienten que han sido olvidados por las autoridades nacionales y que las firmas privadas tampoco han mostrado interés por darles una mano cuando el telón de los Juegos se bajó y las luces del “show” se apagaron
El montereño Aldo (para reunir unos pesos, cancelar una deuda fuerte y prepararse de la mejor manera para la cita suramericana debió abrir un puesto de hamburguesas en el garaje de su casa) ganó la presea de plata en la prueba continental. Marcó 18 metros con 33 centímetros, lo que le permitió situarse por detrás del brasileño Darlan Romani, que anotó 21.21
Tal parece que después del logro, nada ha pasado. Continúa trabajando por su cuenta, arreglándoselas como puede porque mantiene vivo su sueño de seguir siendo un atleta élite. Todo sirve para prepararse de cara a los Juegos Olímpicos Tokio 2020. Hacia allí apunta el cruceño, de 34 años
“Bueno, qué puedo decir... Estoy entrenando fuerte, pero con todos los inconvenientes que conlleva el hecho de que, hasta la fecha, no hay apoyo del Gobierno. Luego del premio no hubo nada de ayuda. Supuestamente se están haciendo becas, pero no hay nada”
Cuando no está en la pista para mejorar su marca, dedica su tiempo a producir dinero. “Trabajo todo lo que puedo y entreno todo el día. De hecho, hasta los domingos tengo que trabajar. Todo está igual. Abandono total”.
“Si no lo hiciera, sería imposible (soñar). Tokio es mi meta”
La situación del cochabambino Ever (radicado en El Alto, municipio al que representa) es similar
El boxeador, que durante la justa se ganó la “chapa“ de guerrero a puro corazón por su temple arriba del cuadrilátero (muchos se atrevieron a compararlo con Walter Tataque Quisbert e incluso sacaron conclusiones precipitadas pensando que era sobrino del legendario pugilista), sostiene que su energía se encuentra enfocada al 100 por ciento en los Juegos Panamericanos Lima 2019.
Para ello, deberá primero superar los Prepanamericanos de Nicaragua, en abril próximo
Su preparación para la cita que se avecina es posible gracias a su propio dinero. “Lamentablemente, despues de los Juegos ya todo pasó al olvido. No hay ningún tipo de apoyo. No existe auspicios ni por parte de la empresa privadas ni de la Gobernación. Nosotros, que hemos sacado medallas y nos hemos esforzado, seguimos en lo mismo. Estoy poniendo de mi plata para mis ensayos con vistas a los Prepanamericanos”
El hecho de que la colaboración no llegue desde afuera no le quita las ganas de aferrarse a la competencia. “Me siento seguro de clasificar en los Prepanamericanos. Estoy muy confiado en lograr una medalla y meterme en los Panamericanos de Perú. Ahí vamos a competir con todo”
Ever piensa que el momento para recibir alguna ayuda por parte de las empresas o autoridades es este, no cuando falte apenas una semana para enfrentar un torneo. Es preciso que el entrenamiento, acompañado por la buena alimentación y suplementos, sea sólido unos 5 o 6 meses antes de la contienda
“Hay algo que pasa: la gente y las empresas te quieren ayudar una semana antes del evento. No se dan cuenta de que nosotros, como deportistas, nos preparamos muchísimo antes. Tendrían que apoyarnos desde ahora, que estamos comenzando el campamento. No sé si cambiará para un futuro, pero para nosotros, no creo. Ya nos encontramos encaminados”
Aldo González y Ever Quisbert no bajan los brazos, pese a las adversidades. Van en busca de ser mejores y de darle algo a Bolivia que, probablemente, no tenga la devolución que merezcan.
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