Caminando por la zona de Itos, zona Sudoeste de la ciudad de Oruro, encontramos un pequeño legado, un "baúl" narrada en la voz de Don Florencio Valdivia, quien con mucha añoranza en el corazón describió los bellos momentos que vivó en el siglo pasado el golf orureño, regalo que trajo consigo a esta tierra la minería, con gente extranjera que intentó hacer de este jirón patrio en único.
Pero muchas veces no siempre son así las situaciones, ya que esos sueños terminan de ser truncos por la falta de educación de nuevas generaciones, que por intereses personales mataron de por vida, lo que podía haber sido maravilloso en su época.
Corría el año 1953, la minería estaba en su auge en la Alta Tierra de los Urus y con ello, la expectativa de desarrollo se fue forjando por un sendero que parecía promisorio. Pero, no solo en el plano económico, sino también en el ámbito cultural, social y deportivo. En ese lapso de tiempo, siempre existieron personas emprendedoras que, mediante su entusiasmo y trabajo, lograron establecer nuevas oportunidades para quienes tuvieron la fortuna de vivir en esa época.
CLUB
El San José Golf Club se fundó en 1953, formado principalmente por trabajadores de la empresa minera San José, a la cabeza de los señores Ernesto Aburto, José Estrada, Félix Cayoja y Walter Araujo.
A ese grupo de dirigentes activos se unieron otras personas como don Armando Rosas, Antonio Romano, Abel Baspineiro, Jorge Rodrigo, la familia Liendo, la familia Urquiola, Hugo Zavaleta, entre otros socios.
De ese equipo de personas había un trabajador de la empresa, que se convirtió en el motor del Club, él fue don Bernardino Valdivia Escóbar, quien tenía el oficio de capitán.
En ese entonces, dicha entidad deportiva solo gozaba de nueve hoyos en su cancha, situada en el sector de Itos. Cada domingo ese lugar se convertía en un lugar de competencia de los deportistas, quienes participaban de los campeonatos de fin de semana, principalmente departamentales.
En su mejor momento, ese club llegó a albergar aproximadamente 70 socios, entre empleados, trabajadores y simpatizantes citadinos de este deporte, quienes mostraban sus habilidades golfísticas.
Don Bernardino Valdivia era quien supervisaba el buen estado de las canchas, el colocado de banderas y el traslado del refrigerio que se hacía en un pequeño "house", donde se habilitaban sillas y mesas, para un momento de compartimiento, luego de cada juego.
Don Bernardino fue capitán Ad Honorem del club por 63 años, luego de su fallecimiento dicho club desapareció, a ello contribuyó otro factor, como fue el avasallamiento de ese lugar por sujetos aprovechados en tener una propiedad.
Pero no solo tenía que ver con las canchas, sino que él también se encargaba de formar y promocionar a nuevos jugadores.
Una de las motivaciones para practicar cada jornada dominical y realizar campeonatos relámpagos, era para ir a demostrar sus habilidades a los certámenes nacionales en representación del club. Con ese objetivo se viajó a La Paz, Cochabamba, Santa Cruz e incluso se salió al exterior del país.
Si bien antes el golf era considerado como un deporte de élite, los gastos para asistir a esos campeonatos eran solventados por la empresa minera, ya que la mayoría de los deportistas eran trabajadores de la mencionada entidad laboral. Asimismo, se realizaban aportes voluntarios, principalmente para pagar los gastos de alimentación como de transporte en el lugar donde se desarrollaba las competencias de golf.
A las competencias no iban los que querían, sino los que ganaban o clasificaban en cada certamen. Entre los golfistas más destacados en la época dorada del club fueron: Félix Costano, Juan Siles, Benedicto Paniagua, Teófanes Carvallo, Florencio Valdivia, Gonzalo Sanjinés, Jorge Rosas, Eduardo Paniagua, Luis Colque e Isaac Ayala.
Esos jugadores fueron considerados como el primer equipo del club, los más aguerridos y que cosechaban lauros a nivel nacional, consiguiendo premios que otorgaba la Federación Boliviana de Golf. Al margen de ellos, iban otros deportistas, pero en categorías inferiores.
Pasaron los años y el club fue reestructurado, a ello, se reintegraron trabajadores de la Corporación Minera de Bolivia (Comibol) y la entidad cambió de razón social por San José Comibol Golf Club, con cuyo nombre dejó de existir, debido al avasallamiento que sufrió la cancha de golf que para entonces ya contaba con 18 hoyos, tal como se exigía internacionalmente, para que sea un campo deportivo reglamentario.
MUJER
La mujer también tuvo una participación destacada, ya que se organizaban campeonatos para las esposas e hijas de los socios del club. De las competencias de formaban a grandes golfistas que representaban a Oruro en certámenes nacionales desde 1957.
Uno de los recuerdos entrañables para la práctica de ese deporte, era que se hacía un pedido exclusivo a la Fábrica Zamora, de calzados para la práctica de ese deporte. La empresa minera adjudicaba ese pedido a la fábrica local.
Ese recuerdo abierto mediante la memoria de don Florencio, quien quiso mantener viva la remembranza de su padre que fue un apasionado por el golf y el club al cual vio pasar por su retina.
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