Al iniciarse la prueba olímpica 1972 en el estadio de Munich, apareció en la pantalla gigante el nombre: Roberto Nielsen Reyes, montando Conquistador, de Bolivia. “En ese momento, pensé en la gran responsabilidad de representar a mi querida patria Bolivia, y que era un examen en mi vida deportiva”, cuenta 40 años más tarde el protagonista. Superó los obstáculos armados a 1.60 m. de altura y al concluir su recorrido vio en la pantalla la puntuación y se fue al sector asignado a los atletas – jinetes para esperar la ubicación final. En el trayecto recibió las felicitaciones y agradeció en el idioma materno (alemán) los cumplidos; “danke, danke”.
Fueron 74 participantes del mundo, y obteniendo el 14º puesto, se sintió grande, lejos de su amada patria, en medio de ese maravilloso mundo olímpico, cuenta el deportista boliviano, quien ostenta la mejor actuación de un atleta boliviano en una Olimpiada, habiendo sido el abanderado de nuestra delegación en Munich 72.
Guarda las imágenes de aquella competencia cumplida en Munich en los Juegos Olímpicos de 1972 y atesora con delicadeza las imágenes de su caballo “conquistador”. “Precioso ejemplar, como ese animal ninguno, conservo para él mi mayor gratitud, en el hipismo, el binomio jinete y caballo es uno solo (centauro), hasta el latido del corazón debe ser acompasado, el impulso, la aterrizada, la regulación del galope, un nuevo impulso y el aterrizaje son los principales factores de coordinación “, cuenta Roberto en el relato secuencial.
Cuatro años antes de aquella gran participación estuvo en los Juegos Olímpicos de México 68 con su caballo Ukamau. No tenía la experiencia suficiente, pero su actuación fue destacada, completo su ciclo olímpico en 1976, en Montreal con la yegua “Concord”, sin superar el magnifico resultado obtenido en Munich, en 1980 no pudo participar en Moscú, porque Bolivia apoyo el boicot a esa olimpiada.
Fue campeón nacional infantil, juvenil, 4 veces campeón nacional y ostenta desde 1978 el record nacional de altura 2.13 m. Participó en toda Europa, América y Asia, obteniendo primeros puestos, cabe destacar que fue entrenador del equipo hípico de salto de China – Taiwán para la olimpiada de Canadá y que con su caballo Biking, montado por el jinete juvenil español Javier Salvador, logró obtener para España por primera vez el primer puesto en un campeonato juvenil de Europa. Entrenó en su yegua Beyo Lou de Niágara, al jinete cochabambino Carlos Peña, quien obtuvo una medalla de plata y dos de bronce en los últimos Juego Bolivarianos realizados en Cochabamba.
Una línea genealógica atraviesa la historia del olimpismo boliviano. Federico Nielsen Reyes, patricio boliviano fue cofundador del movimiento olímpico en Bolivia en 1932. Siendo diplomático boliviano en Berlín, pudo Bolivia gracias a sus gestiones presentar a la primera delegación olímpica en los Juegos de Berlín 1936, donde Arnold Nielsen Reyes fue el abanderado. Durante esas olimpiadas se crearon los Juegos Bolivarianos de los cuales Federico Nielsen Reyes es miembro fundador, él es autor del himno al deporte boliviano “Sanos y fuertes”, en 1978 fue también cofundador de los Juegos Sudamericanos (Odesur).
Los que recorrieron las páginas de esta historia, cuentan de su aporte, el aplomo y la generosidad, valores que los aprendió del Barón Piere de Coubertin a quien conoció personalmente en Paris, impulsor de los juegos de la era moderna, a partir de los primeros Juegos de 1986 en Grecia. Don Federico impartió las primeras lecciones del olimpismo a su hijo Roberto, y su tío Arnold Nielsen Reyes, quien fue el primer abanderado boliviano en los Juegos de Berlín 1936. “Aprendí de mi padre que el olimpismo es filosofía, abnegación, tenacidad, conducta y sobre todo generosidad. No hay precio ni costo, sí puede haber privación, porque a la hora de afrontar estas competencias aprendí a viajar con mis propios medios, recortar mis egresos y esperar solo la recompensa de una buena actuación”.
“En prueba de mi desprendimiento, facilité mis cuatro caballos internacionales establecidos en Alemania a la delegación boliviana que entrené y asistió a los Juegos de Maracaibo en 1970, obteniendo en la prueba por equipos la medalla de plata y en la individual la obtuve con gran satisfacción. A José Gamarra Zorrilla Ariansen le preste mi caballo olímpico alemán Conquistador, a Juan Vidal el caballo Los Andes, a Carlos Guillen mi primer caballo olímpico y preferido Ukamau, yo monté a Nándor un precioso padrillo que también me dio grandes satisfacciones.
En los Juegos Bolivarianos de 1977 realizados en La Paz obtuve la medalla de plata y posteriormente en los primeros Juegos Odesur medalla de oro y plata” recuerda y cuenta en el diálogo salpicado por las anécdotas, Roberto, quien fue presidente de la Federación Boliviana de Deportes Ecuestres, vicepresidente y luego Presidente del Comité Olímpico Boliviano y actualmente es Presidente de la Academia Olímpica Boliviana y miembro nato del COB, Presidente del Centro Ecuestre Internacional “Los Centauros”, que cumple este año Bodas de Oro, y es el propietario de primer Centro de Alto Rendimiento Deportivo en Altura en el Lago Titicaca
En una prueba más de su desprendimiento en 1986 facilitó sus cinco caballos, su centro internacional ecuestre en Madrid, logrando en España la financiación para que un equipo de jinetes militares pueda viajar y participar en el campeonato mundial de salto militar donde el equipo obtuvo la 6ª ubicación, él fue el entrenador.
“Esta claro que no tenemos las condiciones estructurales para enviar una delegación competitiva a los Juegos de Londres que se disputarán dentro de dos semanas. Cómo no me gustaría que uno de los atletas que participaran en este evento de Londres supere mi actuación. A excepción de la atleta Claudia Balderrama no llegamos a las marcas mínimas y tampoco se ha podido preparar muy bien a nuestros deportistas”, dice el entrevistado y desea a los atletas el mejor de los éxitos.
¿QUÉ SIENTE AL SABER QUE SU REGISTRO PERMANECE VIGENTE COMO LA MEJOR ACTUACIÓN BOLIVIANA EN UN EVENTO OLÍMPICO?
“Un orgullo y satisfacción íntima, pero al mismo tiempo una gran preocupación, porque debemos preparar a nuestros atletas con un mínimo de cuatro años para los eventos olímpicos, para cuyo efecto se necesitan de aptitud, dedicación, tenacidad, conducta y sobre todo buena dirección. Yo tuve la fortuna de contar con la orientación de mi padre, la fortaleza que me brindo mi madre Ilse, y gracias a ello pude dedicarme alma, vida y corazón al deporte ecuestre. Ya vendrán días mejores para el olimpismo boliviano”, asevera Nielsen Reyes.
Admite que se ha ido debilitando la filosofía olímpica por la falta de mayor espíritu de entrega y porque la concepción del hombre de hoy tiende más a la tecnología que a la revisión del hombre interno. “El deporte perdurará, la filosofía olímpica también, podrá cambiar el hombre, pero no sus nobles sentimientos en los que cabe el gran mundo del deporte. Ahora estoy empeñado en escribir, hay mucho que contar, hay mucho que transmitir, y por supuesto, dejo en claro que hasta la fecha soy el mejor resultado olímpico como atleta en las 12 participaciones olímpicas a las que asistió Bolivia”, afirma Roberto Nielsen Reyes, otrora magnífico jinete y hoy dirigente olímpico.
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