Pudieron más la fuerza y el espíritu aguerrido del boliviano, que supo controlar los nervios, condicionante que en repetidas ocasiones amenazó con desequilibrar su temperamento. El resultado final (15-1, 13-15 y 11-3) que definió la segunda corona consecutiva de Dieguito quedó en el archivo personal del ahora bicampeón.
Lo cierto es que su campaña a lo largo del certamen fue muy satisfactoria. Tuvo mucho que ver su hermano Brayan, quien dejó a un lado sus estudios universitarios para acompañar al pequeño de la familia en la aventura que terminó en proeza.
El título de Diego llega luego de un año. La historia comenzó a fines de 2015, cuando el cochabambino conquistó su primer título mundial en República Dominicana. Aquel había sido un compromiso que tuvo como elemento atractivo el hecho de que el rival era Gerson Miranda, otro boliviano con temple fuerte.
El marcador (4-15, 15-8 y 11-6) también fue ajustado. García tuvo que prolongar su paciencia para abrazar el trofeo que validó su condición ganadora en la ciudad de Santo Domingo.
En octubre pasado, el adolescente se presentó en los Juegos Plurinacionales del Trópico con la confianza en alto. Era la ocasión perfecta para dar continuidad a su entrenamiento de cara al certamen más importante. Sin embargo, algo falló y el cochabambino no pudo consagrarse en la cita estudiantil. Salió subcampeón y ser escolta motivó su “enojo”.
“No siempre se gana”, decía Dieguito tras el partido que jugó en la final.
El libro personal del bicampeón no podría terminar mejor. Su primer título en República Dominicana, la revalidación de su jerarquía internacional que firmó ayer, la visita de su madre, quien llegó de España hace unos meses para el reencuentro familiar. El éxito está de su lado.
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