Bruno Alan Garamendi Zambrana es un deportista innato que nació para dedicarse al atletismo. Un claro ejemplo de ello es que el fin de semana pasado, en el primer selectivo que se realizó en el estadio IV Centenario, obtuvo la marca mínima en salto triple para los Juegos Suramericanos Cochabamba 2018. Además, rompió dos récords nacionales y se clasificó al Sudamericano U-23, que será en Argentina.
Garamendi no estaba al 100 por ciento de sus condiciones físicas al momento de competir ya que se lesionó de su pierna derecha una semana antes mientras se entrenaba. Sufrió una molestia en el isquiotibial semitendinoso, que era reflejo de un desgarro pasado.
Por ello hizo fisioterapia cuatro días, pues no podía trotar. Pese a ello concretó los seis saltos en el selectivo y en el cuarto logró la ansiada marca.
Llegaba a la competencia con un registro de 14 metros y 77 centímetros, el récord nacional U-23 que obtuvo el 11 de noviembre de 2017 en un campeonato argentino. En su primer intento quebró su registro personal al hacer 14.78. El segundo fue nulo y en el tercero volvió a hacer 14.78, lo que era una muestra de que “algo grande” estaba por llegar.
Para el cuarto intento alcanzó los 15 metros clavados y obtuvo la marca mínima que puso la Federación Atlética de Bolivia (FAB).
Con ello también rompió el récord nacional absoluto que estuvo vigente por casi 30 años y que le pertenecía al cruceño David Soliz desde el 12 de junio de 1988 (14.98).
“Es una emoción y una mezcla de sentimientos que no se puede explicar porque es algo que todos los atletas buscan. Venía buscando el récord hace tiempo y que haya salido ahora, aparte con cuádruple premio, me llena de satisfacción”, señaló Bruno, de 21 años.
En su quinto y sexto intento estuvo cerca de igualar los 15 metros, pero llegó a los 14.96 y 14.92, respectivamente.
Los logros no sucedieron por casualidad. A parte del trabajo que realizó durante varios años, Bruno también tiene un talento innato para ser atleta, lo lleva en sus genes.
“En 2010 ingresé al atletismo obligado. Jugaba al fútbol, me gustaba eso, pero una vez en un campeonato escolar me llevaron y me hicieron correr 1.000 metros. Gané. Después vencí en el departamental y nacional; y ahí recién me gustó porque pensé que en el fútbol no solo (todo) depende de mí, sino de otras personas más. El atletismo era cosa mía”.
A partir de 2012 fue cuando tomó la decisión de enfocarse más en los entrenamientos. Producto de ello llegó a dos sudamericanos (2014 y 2015) en los que se dio cuenta de que no iba a ser el número uno del continente en velocidad. Decidió pasarse al salto y salto triple.
“Siempre hacía saltos, pero no era mi prioridad, entonces me propuse probarlo en 2016 y me fue bastante bien porque fui campeón nacional en el primer intento. En 2017 hice récord nacional, pero no pude ir a los Bolivarianos porque no conseguí la marca mínima”.
Su avance fue rápido porque en su primer año como saltador hizo 13.80. En el segundo llegó a 14.78 y en esta temporada alcanzó los 15. “En un año, subir un metro es muy difícil para muchos atletas, pero a mí se me da, creo que lo tengo en mis genes, eso es lo que me dice mi entrenador de Santa Cruz, David Cortez. No basta con que te rompas entrenando, necesitas genética’”.
QUIERE UNA MEDALLA EN LA LLAJTA Los Suramericanos de Cochabamba son el primer evento multidisciplinario en el que competirá Bruno, pero sueña en grande, ya que desea una presea.
“No quiero decir que iré a participar. Creo en mí y voy por una medalla”.
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