Hace frío en Cochabamba. Definitivamente no se trata de aquel frío porteño (característico de Buenos Aires) que invade hasta los huesos, pero es invierno al fin. Esteban Arnéz se levanta temprano y comienza con su rutina de entrenamiento, que en estos últimos días se ha vuelto más intensa que nunca.
Le dijeron que existía la probabilidad de competir en el mundial de karate kyokushin y ser el único boliviano dentro del team sudamericano. A sus 17 años, la noticia se expresó en él en forma de emoción, ansiedad y, claro, nerviosismo absoluto.
Esteban entrenó el viernes pasado a toda máquina, como suele hacerlo, pero esta vez aceleró el motor. Sabe muy bien que oportunidades similares no se presentan muy a menudo. Estuvo esperando este momento durante años en los que la impaciencia, a veces, amenazaba con quebrar las rodillas de su perseverancia.
Hace poco más de dos semanas comenzó la ilusión. Estaba en clases y fue su profesor, el sensei Gerónimo Pacheco, quien le avisó que representaría a Bolivia en el mundial por equipos mixtos que se realizará en Sao Paulo (Brasil) a partir del domingo próximo.
Decir “lo único que le pasó por la cabeza” sería falso, en alusión a lo que en aquel momento sintió y pensó, cuando su estantería interna se vio sacudida por la sorpresa. Esteban no fue sino una mezcla de sensaciones, miedos, inquietudes y, por supuesto, una voluntad desesperada por demostrar lo que mejor saber hacer: luchar. Sí, luchar usando su cuerpo como única arma permitida.
“Sabía que era momento de prepararme para transformar mi sueño en realidad. Ahora siento que los entrenamientos recién me están dando frutos y estoy muy feliz. Tengo ganas de entrar al tatami y demostrar cómo es el karate kyokushin en Bolivia”, dice el campeón nacional juvenil que no ofrece concesiones en ninguna competencia.
De entrada, cuando uno conversa con Esteban, la primera impresión que tiene es de un muchacho introvertido, de contextura delgada. Pero esa figura se echa por tierra cuando él está en combate.
De pronto, uno asume que está frente a un karateca aguerrido con una fuerza avasalladora. Es por eso que el cochabambino será el boliviano que integrará el equipo sudamericano B, junto a Yuske Hidani (categoría Kata, Brasil), Indira Parra (cat. Femenina, Colombia), Renato Herrada (Sénior, Chile) y Paulo Zuleta ( cat. Masculina, Argentina).
RIFAS Y LO QUE SEA NECESARIO Dejando a un lado la felicidad, había que pensar en la inversión para competir en la ciudad paulista. A Esteban lo tranquilizó saber que los gastos del viaje y la estadía estarán cubiertos por la Organización Sudamericana de Karate Kyokushin. Sin embargo, eran necesarios unos pesos extra. “Hicimos una pequeña rifa para algunos viáticos en Brasil”, señala, quien entrará en acción dentro del gimnasio polideportivo Mauro Pinheiro.
Ha tramitado un permiso especial ante el Juzgado para viajar el viernes y, si todo sale como lo esperado, mejorar la actuación que logró en el sudamericano de septiembre pasado. Por otro lado, hace una semana ganó todas sus peleas en el torneo nacional de Tarija y no salió lesionado.
MÁQUINA IMPARABLE EN MMA En mayo pasado se quitó la espina. Entró al octágono del campeonato nacional MMA (Artes Marciales Mixtas) y fue una máquina de puños incansables. Tras tres asaltos, el título fue suyo.
“Fue una preparación totalmente cansadora. Tenía una pequeña espinilla por una pelea anterior en La Paz. No había demostrado todo lo que podía hacer, pero en Cochabamba expuse mi fuerza”, recuerda.
“Estoy nervioso, pero preparado y muy mentalizado en este mundial. Voy a hacer el mejor papel posible. Que un boliviano esté en un evento en el que se encontrarán muchos maestros y personalidades destacadas, es algo muy grande para mí”, analiza.
Y claro Esteban, tan grande como lo eres tú campeón, osamos agregar.
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