22 febrero 2018

Breitfuss, que representa a Bolivia en JJOO, se encomienda a un cura luterano

El esquiador boliviano de origen austríaco Simon Breitfuss Kammerlander ha tenido que superar montañas para participar en los Juegos Olímpicos, pero para su fortuna, su técnico circunstancial en Pyeongchang-2018 es un cura.

Breitfuss, que nació y creció en Austria y es apodado "Lobo", ha recurrido al pastor Joerg Walcher para una intervención divina en Pyeongchang.

La poco común combinación llega después de que su padre y técnico Rainer se cayera desde un tejado.

"Desgraciadamente, justo antes de viajar a los Juegos conmigo, mi padre se resbaló mientras limpiaba la nieve del tejado en casa en Austria", dijo Breitfuss Kammerlander, cuyo mejor resultado en los Juegos ha sido el puesto 43 entre 75 participantes que terminaron el eslalon gigante.

"Se cayó desde tres metros al suelo y se rompió cinco costillas, por lo que no podía venir", señaló el esquiador de 25 años, que terminó esa carrera más de catorce segundos detrás del medallista de oro, austríaco Marcel Hirscher.

"Mi padre sabía que la vida iba a ser dura para mí en los Juegos estando solo, sin nadie que me ayudara", explicó el esquiador.

Debido a ello, su padre se puso en contacto con el padre Joerg.

"Mi padre telefoneó a Joerg para ver si me podría ayudar", explicó Breitfuss, que tuvo que batallar contra la burocracia para obtener la ciudadanía boliviana a tiempo, para poder representar a su país adoptivo en los Juegos.

Tras responder afirmativamente a la plegaria a distancia de ayuda al esquiador, Walcher está muy ocupado en Corea, cuidando a Breitfuss y dando misas para atletas.

Confesiones en Pyeongchang

"Normalmente por la mañana estoy en la iglesia haciendo confesiones a atletas que necesitan alguien en quien confiar", afirmó el pastor luterano.

"Ahora también soy parte de la delegación boliviana, subiendo temprano a la montaña, haciendo inspecciones de carrera, análisis de video y apoyar en lo que pueda", añadió.

"Simon viene también a mis servicios en la iglesia, por lo que nos ayudamos el uno al otro", indicó Walcher.

Simon Breifuss divide su tiempo entre Bolivia y el circuito europeo de esquí alpino, por donde viaje de un lugar a otro en una caravana, que suele conducir su padre Rainer.

La aventura del esquiador boliviano en los Juegos incluye una descalificación en la combinada tras perderse una llamada para inspección de la carrera de eslalon.

Pero Simon confía en su técnico espiritual para la última carrera, el eslalon del jueves, ya que el padre Joerg tiene contactos en las altas instancias.

"El técnico de Marcel Hirscher, Mike Pircher, fue mi entrenador de snowboard", afirmó Walcher.

"No está nada mal tener los consejos de Mike, el técnico del mejor esquiador del mundo", concluyó el pastor luterano.

Simon Breitfuss, con su puesto 43º en el gigante, fue el mejor latinoamericano de la prueba y mejoró el 45º que había logrado en el Super-G y el 47º que firmó en el Descenso.

El esquiador, nacido en el Tirol austríaco, después de seis años de trámites con la federación boliviana, obtuvo la nacionalidad en 2015.

Con 17 años, estando en La Paz, se le propuso representar a Bolivia.

Breitfuss visitó por primera vez Bolivia en 2000, acompañando a su padre, que era profesor de esquí en Argentina.

El boliviano cuenta con ayuda divina en los Juegos y los consejos del técnico de Hirscher. Un afortunado.


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