La inauguración fue una vergüenza, porque el público local en el estadio Patria no dejó hablar al presidente Evo Morales, cuyo gobierno concluyó las obras y entregó a la capital el poligimnasio, la piscina bolivariana y el polideportivo todos totalmente equipados. Además escenarios que se llenaron de público durante la realización de las disciplinas de conjunto e individuales. En otros campos deportivos también hubo público y por eso la medalla de oro va para el aficionado.
El Complejo Patria, a cargo de la Prefectura, no fue concluido y solamente el ráquetbol hizo su presentación en el lugar. La Alcaldía cumplió con la construcción de sus infraestructuras.
A los datos negativos se sumó la intromisión de la política en el deporte, situación que ocasionó la mala organización, porque no hubo coordinación entre las autoridades locales y nacionales.
La prensa nacional y extranjera hicieron malabarismos para tener información inmediata, los voluntarios y estudiantes contratados por el Comité Organizador de los Bolivarianos (Codebo), fallaron.
El Estado, a través del Viceministerio de Deportes y el Fondo de Inversión para el Deporte (FID) no cumplieron con los 700 deportistas nacionales que actuaron en la cita, porque no se respaldó el ciclo olímpico de preparación.
El Gobierno dio el dinero, a último momento, para la preparación de los atletas. El resultado fue notorio, porque algunos deportistas ingresaron derrotados al ver a sus rivales mejor preparados y alimentados, quienes desde hace un año concentrados en centros de alto rendimiento y con roce internacional. Las 20 medallas de oro fueron producto del amor propio de los deportistas bolivianos.
Eugenio Aduviri, enviado a Sucre
Los Juegos
SACRIFICIO: Los buenos resultados que lograron los ráquetbolistas, tenistas, taekwondistas, ciclistas, voleibolistas de playa, tiradores, boxeadores y futbolistas fue sólo por amor propio. FUTURO: Para superar esta regular campaña se tendrá que trabajar desde hoy para intentar conseguir una medalla de oro o más, en los Juegos Sudamericanos de Medellín, 2010.
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