Los levantadores de pesas bolivianos que participaron, a principios de noviembre, en los Juegos Bolivarianos, recibieron cada uno un maletín con una polera roja, una chamarra lila, zapatillas, medias y traje de competencia, pero no buzos de presentación.
“Nos dijeron que los buzos nos lo iban a dar después, pero nunca llegó nada”, informó la levantadora cruceña Patricia Ávila.
El equipamiento para los deportistas también estuvo a cargo del Viceministerio de Deportes, y debía ser cubierto —según el ex viceministro Víctor Barrientos— con una parte de los 500.000 dólares que supuestamente desembolsó el Gobierno con el fin de cubrir las necesidades del equipo Bolivia.
Los deportistas de atletismo denunciaron que la indumentaria que recibieron no coincide con sus tallas, a pesar de que la Federación Atlética de Bolivia (FAB) envió con tiempo los datos de cada uno al Viceministerio.
Para citar sólo un ejemplo: al lanzador de peso cruceño, Donald Olmos, le dieron zapatillas número 36, cuando en realidad calza 42. No es el único caso de ese tipo.
La ropa de competencia no es la adecuada porque no cumple con las especificaciones técnicas; por eso, la FAB instruyó que cada deportista compita con ropa propia y no la entregada por el Viceministerio.
En el caso de las damas, por ejemplo, las calzonetas y los tops deberían tener un forro especial, en este caso no fue así.
Varios deportistas se quejaron de la “mala calidad” de la indumentaria que les fue entregada, en algunos casos a destiempo o a última hora.
El presidente de la Federación Boliviana de Bicicross, Mario Yaffar, confirmó que los deportistas de su disciplina utilizaron ropa de competencia antigua, con el distintivo de Bolivia y con el que acudieron a anteriores pruebas internacionales, porque —aparte de los buzos de presentación y zapatillas— el Viceministerio no les dotó de ese equipamiento.
“El problema con la indumentaria fue que, como no recibimos una lista oficial, el día de la repartición aparecieron atletas que no estaban inscritos, que eran suplentes, otros, entrenadores, y por eso algunas tallas han variado”, justificó el relacionador público del Viceministerio, Ramiro Contreras.
El bicicross corrió con casi todo
“Una verdadera pesadilla”, así califica lo vivido en estos Juegos Bolivarianos el presidente de la Federación Boliviana de Bicicross, Mario Yaffar, quien tuvo que mitigar las penurias de los integrantes de la delegación nacional con su propio dinero desde que se concentró en la ciudad de La Paz.
“Nos concentramos en La Paz porque no teníamos una pista para entrenar, ya que la de Sucre estaba inconclusa, y cuando tuvimos que emprender viaje a la sede de los Juegos, no nos dieron ni un solo centavo para los pasajes”, relató Yaffar, quien tuvo que correr con los gastos del viaje y también de la estadía, además de la alimentación de los atletas.
Gualberto Escóbar, presidente de la Federación Boliviana de Ciclismo (FBC), había anunciado haber recibido 73.000 bolivianos de parte del Viceministerio de Deportes, dos días antes de iniciarse los Juegos, destinados al traslado de los deportistas.
De esos 73.000, según explicó Yaffar, 22.000 eran para el bicicross, para los gastos de hospedaje y alimentación de su delegación, “sin embargo, Escóbar sólo pagó cuatro días de hotel de los 14 que estuvimos en Sucre, y yo tuve que pagar de mi bolsillo el resto, porque no nos dejaban salir del hotel”.
Según Yaffar, Escóbar sólo le llegó a dar 7.500 bolivianos, de los 22.000.
“Lo único que pedimos es que Escóbar devuelva el dinero al Estado”, solicitó Yaffar en relación a los 14.500 bolivianos con los que el Presidente de la FBC se habría quedado.
Los deportistas tampoco percibieron gastos de bolsillo ni recibieron la indumentaria de competición.
“El día de la inauguración nos dieron un maletín que incluía el buzo, unas zapatillas, una polera, pero no nos dieron la ropa de competición, por lo que los chicos tuvieron que usar las mismas poleras que usaron en el Panamericano de Bicicross que realizamos en La Paz, en el mes de junio”, puntualizó.
“Nos dijeron que los buzos nos lo iban a dar después, pero nunca llegó nada”, informó la levantadora cruceña Patricia Ávila.
El equipamiento para los deportistas también estuvo a cargo del Viceministerio de Deportes, y debía ser cubierto —según el ex viceministro Víctor Barrientos— con una parte de los 500.000 dólares que supuestamente desembolsó el Gobierno con el fin de cubrir las necesidades del equipo Bolivia.
Los deportistas de atletismo denunciaron que la indumentaria que recibieron no coincide con sus tallas, a pesar de que la Federación Atlética de Bolivia (FAB) envió con tiempo los datos de cada uno al Viceministerio.
Para citar sólo un ejemplo: al lanzador de peso cruceño, Donald Olmos, le dieron zapatillas número 36, cuando en realidad calza 42. No es el único caso de ese tipo.
La ropa de competencia no es la adecuada porque no cumple con las especificaciones técnicas; por eso, la FAB instruyó que cada deportista compita con ropa propia y no la entregada por el Viceministerio.
En el caso de las damas, por ejemplo, las calzonetas y los tops deberían tener un forro especial, en este caso no fue así.
Varios deportistas se quejaron de la “mala calidad” de la indumentaria que les fue entregada, en algunos casos a destiempo o a última hora.
El presidente de la Federación Boliviana de Bicicross, Mario Yaffar, confirmó que los deportistas de su disciplina utilizaron ropa de competencia antigua, con el distintivo de Bolivia y con el que acudieron a anteriores pruebas internacionales, porque —aparte de los buzos de presentación y zapatillas— el Viceministerio no les dotó de ese equipamiento.
“El problema con la indumentaria fue que, como no recibimos una lista oficial, el día de la repartición aparecieron atletas que no estaban inscritos, que eran suplentes, otros, entrenadores, y por eso algunas tallas han variado”, justificó el relacionador público del Viceministerio, Ramiro Contreras.
El bicicross corrió con casi todo
“Una verdadera pesadilla”, así califica lo vivido en estos Juegos Bolivarianos el presidente de la Federación Boliviana de Bicicross, Mario Yaffar, quien tuvo que mitigar las penurias de los integrantes de la delegación nacional con su propio dinero desde que se concentró en la ciudad de La Paz.
“Nos concentramos en La Paz porque no teníamos una pista para entrenar, ya que la de Sucre estaba inconclusa, y cuando tuvimos que emprender viaje a la sede de los Juegos, no nos dieron ni un solo centavo para los pasajes”, relató Yaffar, quien tuvo que correr con los gastos del viaje y también de la estadía, además de la alimentación de los atletas.
Gualberto Escóbar, presidente de la Federación Boliviana de Ciclismo (FBC), había anunciado haber recibido 73.000 bolivianos de parte del Viceministerio de Deportes, dos días antes de iniciarse los Juegos, destinados al traslado de los deportistas.
De esos 73.000, según explicó Yaffar, 22.000 eran para el bicicross, para los gastos de hospedaje y alimentación de su delegación, “sin embargo, Escóbar sólo pagó cuatro días de hotel de los 14 que estuvimos en Sucre, y yo tuve que pagar de mi bolsillo el resto, porque no nos dejaban salir del hotel”.
Según Yaffar, Escóbar sólo le llegó a dar 7.500 bolivianos, de los 22.000.
“Lo único que pedimos es que Escóbar devuelva el dinero al Estado”, solicitó Yaffar en relación a los 14.500 bolivianos con los que el Presidente de la FBC se habría quedado.
Los deportistas tampoco percibieron gastos de bolsillo ni recibieron la indumentaria de competición.
“El día de la inauguración nos dieron un maletín que incluía el buzo, unas zapatillas, una polera, pero no nos dieron la ropa de competición, por lo que los chicos tuvieron que usar las mismas poleras que usaron en el Panamericano de Bicicross que realizamos en La Paz, en el mes de junio”, puntualizó.
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