05 mayo 2019

En Bolivia hubo un caso de hiperandrogenismo

El debate sobre el hiperandrogenismo en el deporte femenino fue abierto por la campeona olímpica Caster Semenya y está muy fresco. Se encuentra sobre el tapete. Y tal parece que Bolivia no escapa a la problemática o, al menos, existen antecedentes: en la década del 90 hubo un caso en el plano nacional.

Ganada la pulseada por la Federación Internacional de Atletismo (IAAF) ante el Tribunal de Arbitraje Deportivo, la determinación es la que sigue: todas aquellas atletas mundiales que presenten dicha condición (producción excesiva de la hormona de la testosterona en la sangre) deberán medicarse para continuar compitiendo en la rama femenina. De lo contrario tendrán que inscribirse en pruebas masculinas. El fallo judicial vela por la “igualdad” de condiciones entre las mujeres, considerando que la producción elevada de los andrógenos deriva en mayores ventajas al momento del juego.

Así, la sudafricana Semenya, que padece hiperandrogenismo, parece haber perdido su batalla personal en los estrados, una que inició hace ya una década y que no solo la toca a ella, sino también a las deportistas que enfrentan la condición.

En Bolivia existió, al menos, un caso. Sucedió en la década del 90, aunque la investigación no prosperó científicamente, de acuerdo con los dichos del presidente de la Federación Atlética de Bolivia (FAB), Marco Luque.

“Sí hubo un caso. No se procedió a hacer un análisis hormonal. Existían otros procedimientos. Ahora se puede, mediante una metodología científica. Ello quedó ahí”, desveló escuetamente el dirigente federativo, aunque no ahondó en detalles sobre la identidad de dicha atleta por claro respeto.

Para Luque, la decisión internacional sobre la medicación de las atletas que tengan hiperandrogenismo ha sido muy acertada, a pesar de que el debate raye en el dilema entre la discriminación y los derechos.

Apoya la resolución del Tribunal por una clara razón: preservar la equidad en la competencia.

“Pese a ser difícil y controversial, la medida impuesta ha genero una regla justa porque las personas que tienen un componente mayor al normal de testosterona poseen ventaja física sobre las mujeres que no lo presentan”.

Sobre la figura de Semenya concluyó: “No tiene la culpa, ¿pero qué pasa con el resto de las atletas que no padece ese problema? No podemos pensar solo en ella, sino en el 99 por ciento de las mujeres”.

Para la cochabambina Salomé Mendoza, múltiple campeona de las carreras pedestres 10K Presidente Evo y con reciente participación en la San Silvestre de Sao Paulo, en Brasil, únicamente queda aceptar la decisión asumida por el Tribunal. “Solo Dios sabe. Ella es mujer y su mismo cuerpo produce esas hormonas. Ya han tomado la decisión. Tendrá que medicarse”.

El debate está sentado internacionalmente. Semenya tiene la posibilidad de apelar lo resuelto.
“Se debe cumplir con la IAAF”

Marco Luque, presidente de la Federación Atlética de Bolivia (FAB), además de apoyar la medida mundial de que las atletas con hiperandrogenismo se mediquen, también mencionó que su entidad hará “respetar” lo concluido, en caso de que hayan casos actuales dentro del territorio nacional.

“Si se presenta el caso, la persona debe hacer lo que la IAAF (Federación Internacional de Atletismo) dice, comprobando que sus niveles de homornas son los admitidos. Entonces puede competir. Bolivia no está exento”.

Desde el 8 de mayo, el umbral de tolerancia de testosterona será de 5 nanomoles. De acuerdo con la IAAF, una cifra mayor incidiría en el incremento muscular, entre otras cosas.

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