El raquetbolista Conrrado Moscoso es una de las principales apuestas de Bolivia para conquistar medallas en los próximos Juegos Panamericanos de Lima 2019, además de encabezar como abanderado a la delegación boliviana conformada por 45 competidores.
Los Panamericanos “tienen un peso muy importante” en su carrera deportiva. !El hecho solo de asistir y el de estar presente ahí conlleva una responsabilidad muy grande”, aseguró Moscoso en una entrevista con Efe.
Este deportista de 24 años tiene entre sus objetivos “igualar o mejorar” el resultado del equipo de raquetbol boliviano en los pasados Panamericanos de Toronto 2015, para así “poder hacer historia” en la competición.
La vara que busca igualar o superar es alta, ya que en Toronto 2015 obtuvo el tercer puesto en categoría individual, segundo en dobles y tercero por equipos, junto a los hermanos Ronald y Carlos Keller.
Su buen desempeño en los Juegos Suramericanos de Cochabamba 2018, donde conquistó tres preseas de oro, y este año en el torneo Panamericano de Ráquetbol en Colombia, en el que también alcanzó medallas de oro, lo han conducido a comandar a la delegación de deportistas de Bolivia como abanderado.
Portar la bandera nacional en una competición es una de las responsabilidades más “altas” que puede tener un deportista, que se asemeja a “ser el capitán de todo el equipo” y eso le impulsa a dar lo mejor.
Moscoso decidió prepararse en Sucre, su ciudad natal, donde aseguró que “siempre” se ha entrenado y ha cosechado buenos resultados, una especie de amuleto que le da suerte y donde dice sentirse a gusto.
Entrena a diario en un complejo del centro de la ciudad, casi siempre ante la mirada de su padre, el impulsor para que practique ese deporte desde los 8 años.
Las jornadas de entrenamiento suelen ser exigentes, con tres horas matutinas en las que alterna el trabajo físico con la práctica de saques y recepciones.
Por las tardes se dedica a perfeccionar los aspectos técnicos del juego, como adquirir la velocidad, reacción y consolidar los movimientos adecuados para sostener un duelo en un espacio cercado por cuatro muros y con una bola que viene y va a gran velocidad.
Todo en sesiones de cuatro horas con algunos momentos de descanso, que incluyen además el trabajo en gimnasio.
El boliviano no se siente presionado, sino con “la obligación” de hacer un “buen papel” en Lima y con ello “dejar en alto” el nombre de Bolivia, cuyos logros deportivos últimamente han sido pocos.
Entre los sueños de Moscoso está el de convertirse en uno de los mejores competidores de ese deporte y “ser un jugador ‘top’” o de élite, que demuestre principalmente a los niños que con esfuerzo se puede llegar lejos.
Bolivia sufre por la falta de apoyo, un mal que, según el deportista, también lo padecen otros deportes, al extremo de resultar “un poco frustrante”.
“Con el poco apoyo que tenemos creo que hacemos magia (...), hacemos grandes cosas con el poco apoyo que tenemos”, sentenció. Bolivia asistirá a los Panamericanos de Lima 2019 con una delegación de 49 deportistas, la más numerosa en la historia del país, que supera los 36 de la versión anterior en Toronto.
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