El hecho de haberse convertido hace casi dos semanas en la Miss Bikini Fitness de Bolivia es un incentivo especial para la cochabambina, que hizo del entrenamiento un método de vida imposible de abandonar y de la constancia, su mejor arma.
Con 27 años y casi dos de estar sobre el escenario de competencia, Jessica llega a la Navidad con la satisfacción de saberse la mejor en su especialidad (bikini), además de ser campeona absoluta departamental y adjudicarse la medalla de bronce en el Sudamericano de Lima, Perú, en septiembre pasado.
Sin embargo, la historia de esta mujer tiene un personaje que se torna elemental: su esposo, su amuleto de la suerte y su clave para llegar lejos en tan corto tiempo.
David Tórrez, marido de la campeona y presidente de la Asociación de Fisicoculturismo y Potencia de Cochabamba, es también su entrenador físico.
Jessica cuenta que se conocieron en 2014, precisamente cuando ambos entrenaban de forma separada en el gimnasio.
“Fuimos hablando y todo se fue dando de a poco. Tenemos muchísimas cosas en común y eso nos unió”, relata la atleta, que en algunas semanas comenzará a delinear su compleja preparación para competir en el Arnold de Brasil, seguramente con David a su lado y su pequeño hijo de 5 años, Cristopher, apoyándola desde este lugar de Sudamérica.
La cochabambina no se toma el culturismo como un simple hobbie. No es casual, pues ése pensamiento es compartido por la mayoría de los que se dedican por completo a la disciplina.
La famosa y trillada frase “No pain, no gain” (Sin dolor no hay recompensa, en inglés) resume la esencia de la concepción colectiva.
Para ella, el entrenamiento es mucho más. Es por eso que la vitrina de su casa ha sumado también el Premio Kanata 2015, galardón otorgado por el Servicio Departamental del Deporte (Sedede). Jessica sueña en grande y pone todas sus fichas en el 2016.
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