12 junio 2017
Deportistas vallunos están huérfanos
En mayo de 2018, la Llajta será sede de los XI Juegos Suramericanos Cochabamba 2018, pero mientras la organización avanza a contra reloj y empieza a consolidarse en otros aspectos, los deportistas vallunos están a su suerte rumbo a este importante evento.
Hace dos años, el discurso de las autoridades departamentales fue que el objetivo era que el 50 por ciento del Equipo que represente a Bolivia en los Juegos esté conformada por cochabambinos, por ser los anfitriones; pero, dadas las condiciones actuales para su preparación, esta pretensión está cada vez más lejos de hacerse realidad.
“Es una vergüenza de cómo se manejan y manejan el deporte aquí. No tenemos dónde entrenar, no tenemos uniformes que tenemos que pagarlos nosotros, nos tenemos que pagar nuestros pasajes, nuestra comida. En otras palabras, nosotros pagamos para poder representar a Cochabamba y después, si clasificamos, también al país”, comentó por ejemplo Ericka Christie, esgrimista valluna.
“Quiero recalcar que Cochabamba asiste el campeonato nacional de atletismo en Tarija sin ayuda de las autoridades, los chicos viajan con sus propios recursos”, es el mensaje de un dirigente de atletismo, y este tipo de denuncias a la prensa valluna es diaria.
Antes del compromiso de los Juegos 2018, el Sedede llevó adelante hasta 2015 un programa de entrenadores en algunas disciplinas. Pero el recorte en el presupuesto de un 70 por ciento también generó la conclusión de este programa, cuando más se lo necesitaba.
Este recorte en el IDH generó que los presupuestos para la subvención de pasajes nacionales, alimentación y membresías disminuyeran a su mínima expresión y, en 2016, de los Bs 3.000.000 que se disponían en 2015, se redujo a Bs 1.000.000.
Este año, la situación llegó a extremos, porque ni siquiera existe la dotación de los uniformes de presentación (de inicio de año se entregó el sobrante de 2016, pero ya se acabó y recién se concluyó el proceso de adjudicación) y, hasta la fecha, aún no se pudo entregar el apoyo económico para las asociaciones para la presentación de sus delegaciones en torneos nacionales.
Y aunque Javier Villalobos, director del Sedede de Cochabamba, informa que finalmente se aprobaron los presupuestos para la subvención de las asociaciones y se espera que el próximo mes los deportistas puedan recibir primero los uniformes y luego los recursos para costear los pasajes a nivel nacional, a poco menos de un año de los Juegos, los deportistas vallunos (y sus familias) ya costearon todo, porque mientras el apoyo llega, los deportistas vallunos están completamente abandonados, más que en el pasado, algo que es preocupante, teniendo en cuenta que son estos deportistas quienes representarán a Bolivia en los Juegos Suramericanos, un evento en el que el país aspira en mejorar el puesto duodécimo que logró en los X Juegos Suramericanos Santiago 2014.
Con el objetivo de mejorar su nivel, algunas asociaciones optaron por contratar entrenadores del exterior, costo que es cubierto en su totalidad por los padres de familia, quienes también asumen la compra del material deportivo, que en muchos casos no es nada barato.
Entonces, hasta ahora, los deportistas vallunos tienen que pagarse su entrenamiento, tienen que pagarse los pasajes para los torneos nacionales y, como tampoco reciben ayuda de las federaciones (porque no están registrados en el Ministerio de Deportes), también deben pagar sus pasajes para torneos internacionales, como es el caso, por ejemplo, de los atletas Lucía Sotomayor y Carlos Abán, que representaron al país en un Campeonato Sudamericano en Guyana.
Sumado a todos estos gastos que deben realizar los deportistas para prepararse, ahora muchos deportes quedaron sin lugar dónde entrenarse, como es el caso del levantamiento de pesas, esgrima, karate, atletismo, que trabajan en el estadio Félix Capriles; pero éste será cerrado por refacciones rumbo a los Juegos 2018.
Por el mismo camino están el fútbol de salón, el tenis de mesa, el voleibol y el baloncesto, que funcionan en los coliseos Evo Morales, José Villazón y Gróver Suárez, que también, en unas semanas más, verán cómo los escenarios en los que entrenan quedarán cerrados porque éstos deben también ingresar en una serie de trabajos de readecuación para recibir a los Juegos 2018.
Cuatro gestiones que las asociaciones llegan más allá de medio año sin subvención ni para la organización de torneos nacionales, ni para la asistencia a campeonatos en el interior del país. Éstos son asumidos por los deportistas o familia. Dos años que ya no existe el programa de entrenadores.
POCOS VALLUNOS CON APOYO ECONÓMICO DEL ESTADO
Tan sólo dos cochabambinas forman parte del programa de incentivos económicos Equipo Bolivia (ejecutado por el Ministerio de Deportes, Comité Olímpico Boliviano y la empresa privada): Rosmery Quispe, de atletismo, y Carola Loma, de ráquetbol.
En ambos casos, recibirán un monto económico de manera mensual para subvencionar su entrenamiento, pero además podrán contar con un entrenador pagado y los pasajes tanto para torneos nacionales como internacionales.
El resto de los deportistas de élite que tiene Cochabamba —y no son pocos— deberán encarar su entrenamiento como hasta ahora con el apoyo de sus familias y en condiciones cada vez más precarias.
Existe un grupo de ciclistas cochabambinos, que son parte del Equipo Bolivia de Ciclismo, que estuvo en un Tour internacional en Europa, como un Team. Parte de los gastos debieron ser erogados por el Estado, sin embargo, nunca llegó el apoyo económico.
Muchos de ellos aseguran que hubo el compromiso del Ministerio de Deportes de que serían parte del programa de incentivos económicos Equipo Bolivia; sin embargo, al final, el único ciclista beneficiario es Óscar Soliz.
Becados a China
Un grupo reducido de deportistas cochabambino de élite son parte de delegación boliviana (de 119 deportistas y 25 entrenadores) que el fin de semana inició su viaje a la República Popular de China, para pasar un periodo de entrenamiento con miras a los siguientes torneos internacionales en los que Bolivia participará.
Entre ellos existen algunos deportistas cochabambinos como Laura Carballo y Daniel Rojas en atletismo; Rafael Montaño y Gabriel Yañez, recordistas nacionales en natación; además de otros deportistas vallunos que no entrenan rumbo a los Juegos Suramericanos Cochabamba 2018, sino que competirán en los Juegos Suramericanos Escolares 2017, que se desarrollará en diciembre en Cochabamba, como las nadadoras Alejandra Martínez y Fernanda Ramírez.
Lo cierto es que el grupo de vallunos sigue siendo reducido.
DESPROTEGIDOS POR LA LEY
“No existe ninguna norma ni ley que nos obligue a dar un lugar dónde entrenar a las asociaciones”, dijo hace unas semanas el director del Sedede, Javier Villalobos.
Y, evidentemente, revisando la nueva Ley del Deporte y su reglamentación, no existe ni un solo artículo en la que se inste a ningún nivel de autoridad (regional, municipal, departamental, ni nacional) que tenga el deber de proporcionar a los deportistas asociados un espacio donde puedan desarrollar sus prácticas.
Según la nueva Ley del Deporte, los únicos que tienen la obligación de brindar las condiciones de infraestructura necesaria para la práctica deportiva son los clubes profesionales.
Las declaraciones del director del Sedede surgieron ante las quejas de las asociaciones que fueron desalojados del estadio Félix Capriles.
Algunas asociaciones, como el esgrima, aún no encuentran un lugar adecuado para desarrollar su deporte, peor aun cuando las OTB pretendieron hacer negocio al querer cobrarles un alquiler por el uso de algunos ambientes, que ni siquiera tienen las condiciones adecuadas para el colocado de las pedanas.
El levantamiento de pesas logró que sus deportistas puedan usar un gimnasio de uno de los atletas; mientras que el box logró un espacio en la OTB en la zona sur, el atletismo trabaja en la pista auxiliar del Capriles. Los que hace casi un mes no tienen dónde trabajar es el karate.
Pero el panorama no mejorará para estas asociaciones una vez que terminen con los trabajos de refacción en el Capriles, porque ya se anunció que si las asociaciones pretenden volver a las instalaciones del estadio, deberán pagar un alquiler, porque se trata de espacios de administración pública.
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