"Como la luna reflejada en el agua, visible pero inalcanzable, así debe ser el camino”, reza una de las enseñanzas de esta forma antigua de arte marcial, que tiene una íntima relación con el manejo de la katana o espada, antes de desenfundarla. Su nombre es Iaido.
De origen milenario, era practicado por los samurais. El diplomático japonés y cultor de Iaido, Hiroshi Ezaki, lo practicaba en forma individual al llegar a Bolivia. Hace tres años, y gracias a él, varias personas se interesaron en la disciplina y actualmente hay un grupo en La Paz conformado por siete personas estables y cuatro que asisten esporádicamente; dos de ellas son mujeres. El nombre del grupo es Mugairyu, que hace referencia a una corriente del Iaido, y tiene a Ezaki como instructor.
Uno de ellos es Diego Komori, asesor de la Embajada del Japón en Bolivia, que practicó artes marciales durante su niñez. Este boliviano de 42 años, en representación de Bolivia, ganó en julio pasado el segundo lugar del Campeonato Internacional de Iaido en la categoría Primer Dan (grado de conocimiento y destreza) en Tokio, Japón.En este evento participaron todas las escuelas del mundo.
"El Iaido busca desarrollar las técnicas necesarias para el combate antes de que la espada salga de la funda y la forma de sacarla para que vaya directamente a un corte, algo muy complejo. Los samurais ya utilizaban estas técnicas, pero el Iaido busca ser un camino para la existencia (...). Es el camino entre vivir y morir”, dice Komori que practica este arte hace tres años.
Un gran maestro en Bolivia
La presencia de dos representantes de Bolivia, Komori y Arturo Machicado, en el campeonato internacional y el crecimiento del número de alumnos en el país -La Paz, Cochabamba y Santa Cruz- llamó la atención de la comunidad que practica y estudia el Iaido en escuelas de diferentes países. Lo mismo pasó con el gran maestro (Gosoke) a nivel mundial, Gyokuso Niina, que visitará Bolivia en 2017 junto a otros maestros.
Fue el antagonismo, entre ser el camino entre la vida y la muerte y una filosofía para hallar la armonía, lo que convenció a Komori de practicar el Iaido. "Afina pensando que en el espíritu está el enemigo. No hay enemigo fuera del espíritu”, dice otra de las enseñanzas.
En este arte marcial cada movimiento tiene una o más técnicas que se deben aprender y practicar con mucha disciplina. Tal es el nivel de exactitud que requiere que cuando se logra fluir con la espada al surcar el aire produce un sonido determinado.
Milton Gutiérrez, de 20 años, se interesó durante la adolescencia en las artes marciales, no por las armas, sino por los valores, como la lealtad, que incluye este arte marcial. Sin embargo, ninguna lo conquistaba definitivamente hasta que un amigo le habló del Iaido. Después de practicarlo por alrededor de dos años y medio dice que lo que más le apasiona es "ser en movimiento”.
"Se trata de estar y al mismo tiempo no estar en los movimientos. Es llegar a un nivel de concentración en el cual la mente busca estar en blanco, pero inmersa con la espada”, explica.
Hay varios tipos de espada: Bokken o Bokuto, espada de madera; Iaito, espada de práctica de metal sin filo; y Katana, espada con filo. La práctica entre dos personas se llama Kumitachi o Kenjutsu.
El lugar en donde se practica se denomina Dojo y siempre se viste Hakama, vestimenta tradicional japonesa. Al iniciar y finalizar cualquier actividad se hace un saludo.
El arte, la observación y el combate
La observación y reconocimiento del o los oponentes es, de alguna manera, el inicio del combate. Las espadas aún están enfundadas. Después de un momento, las manos se colocan en la empuñadura y se la afloja dentro de la funda.
Al desenfundarla se siguen secuencias de cortes limpios, cabales, precisos, para finalmente guardar la espada. "Todos los pequeños detalles cuentan”, dice Komori.
El grupo en La Paz practica dos corrientes del Iaido: Mugairyu iai, con una espada, y Genko Nito-ryu, en la que se manejan dos espadas (una larga y una corta). Komori es segundo dan en ambas corrientes.
Jorge Blanco es jefe de Emergencias del Hospital Arco Iris y la Clínica Fides. Además de ser médico cirujano es cinturón negro en karate y ha practicado otras artes marciales. Para él, el Iaido es una disciplina que tiene altos preceptos y expectativas.
"Es una práctica muy ritualista y perfeccionista. De alguna manera es similar a la preparación antes de entrar al quirófano, el lavado de manos, vestirse y proceder con disciplina. Y eso es algo que empieza a repercutir en tu vida”, añade y admite que el Iaido ha influido positivamente es su destreza al momento de operar.
Miembros del grupo Mugairyu viajan una vez al mes a Cochabamba, en donde imparten clases de Iaido a un grupo que practica otro arte marcial llamado Aikido; dos de ellas son mujeres de nueve años. En el Iaido las mujeres, según manifiestan sus cultores, se desempeñan mucho mejor que los hombres. En Japón existen 1.300 primeros danes y una tercera parte son mujeres.
La paciencia es la virtud al momento de aprender Iaido porque se debe practicar mucho para conocer la técnica. Por ello, muchas de las personas que deciden dedicarse a este arte tienen un carácter calmo y paciente. Como dice una de sus exhortaciones "el espíritu siempre sereno y circular”.
¿Dónde y cuándo?
Prácticas El grupo practica todos los sábados en la Escuela de Ballet Cubana Boliviana de 8:00 a 10:00, calle Vincenti esquina Crespo, Sopocachi. Los jueves practican de 19:30 a 21:30 en el raquet La Joya, en el condominio del mismo nombre. Calle Melchor Pérez de Holguín, a una cuadra de la plaza Lira, zona Cristo Rey.
Interesados Para quienes deseen practicar junto a este grupo paceño sólo se necesita ropa cómoda, los miembros de Mugairyu ponen a disposición las herramientas necesarias. Los teléfono de contacto para los interesados en Mugairyu iaido son 60107351 o 2004027. Para los interesados en Genko nitoryu: 71596174.
Demostraciones El grupo hace demostraciones en La Paz todos los años: el último domingo de septiembre, en el Jardín Japonés; durante la Larga Noche de Museos y en noviembre en la Semana Cultural Japonesa, en la Sociedad Japonesa, y en octubre viajan a Cochabamba.
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