06 mayo 2013

Elena Claros una paracaidista con mucho coraje

Una de las primeras mujeres que incursionó en el paracaidismo en la década del 60 fue Elena Claros Salvatierra, quien se destacó por su coraje y valentía en los saltos, cuando apenas tenía 17 años.

La destacada deportista falleció el pasado 12 de diciembre de 2012, dejando muchas enseñanzas y recuerdos a su hijas Eliana, Jacqueline, Ximena y Sonia.

Jacqueline y Sonia relataron al # 1 de Los Tiempos la trayectoria de su madre en esta disciplina, considerada extrema por lo riesgosa que significa ejercitarla.

¿Cómo ingresó al CITE?

Mi madre aceptó el reto del Centro de Instrucción de Tropas Especiales (CITE), Regimiento 18 de Infantería “Victoria” con base en Cochabamba, al presentarse en el cuartel de la avenida Víctor Ustaríz, pero con la intención de ser enfermera y no paracaidista, pero cuando comenzó el curso le dijeron que no sólo era para ser ayudante del médico, sino también para aprender a saltar en paracaídas, al igual que los conscriptos varones.

En esa época era un tabú que una mujer sea paracaidista, pero ella, sin que sepan sus padres, aceptó saltar por primera vez en Santa Lucía (Cliza) en 1963, luego de haber recibido las enseñanzas necesarias de parte del comandante de la unidad militar, coronel Emilio Veintemillas, y el instructor, el suboficial Jorge Ledezma.

Posteriormente, tuvo la oportunidad de seguir saltando hasta 1964, cuando sorprendió a su padre (Eustaquio, fallecido) con la noticia de que iba a graduarse como paracaidista, ya que él, hasta ese día, no sabía nada, porque su hija salía al CITE diciendo que iba a la casa de sus abuelos o a entrenar baloncesto o voleibol, metiendo su material deportivo en su mochila, temiendo que le descubran y que se opongan a que practique este deporte peligroso para una mujer.

Unas 100 señoritas se presentaron junto con ella al llamado del CITE, pero la mayoría desertaron y sólo se graduaron 11.

Los ejercicios eran muy difíciles, como hacer abdominales, trotar, saltar de la plataforma para perder el miedo en el espacio y realizar otros ejercicios especiales para la práctica de este deporte del vértigo como el miedo de saltar al espacio desde una aeronave Cesna de la Fuerza Aérea Boliviana, luego de que abrían la puerta.

Ya en el aire, tenían que dirigir su paracaídas para llegar a un sitio señalado por el instructor.

La graduada de honor fue mi madre, que recibió una medalla de plata como la mejor paracaidista de esa promoción de 1964. Su nombre encabeza la lista de egresadas en una plaqueta grabada que se encuentra actualmente en el segundo patio del CITE de esta ciudad.

Mi abuelo, que también era deportista mostró su satisfacción por lo que hizo su nieta, de ser paracaidista al igual que mi padre, ya que ambos se sintieron orgullosos de que se gradúe como paracaidista de las Fuerzas Armadas de Bolivia.

¿Quiénes fueron sus compañeras?

Las principales eran Blanca Bolívar y Esperanza Sosa, ya que siempre andaban juntas.

¿Cuántos saltos hizo?

Es difícil precisar el número de saltos, pero, según nos contó, por lo menos unos 20, ya que hizo demostraciones no sólo en Cochabamba, sino también en Santa Cruz y La Paz, a donde siempre les invitaban a las paracaidistas del CITE.

¿A qué otros deportes se dedicó?

También le gustaba el voleibol y baloncesto, pero sólo los practicaba en el equipo del barrio de Incacollo (zona Muyurina).

Jacqueline Ríos Claros. Hija

"Dios quiso llevarse a mi madre tan pronto, pero creo que se fue surcando el cielo en un paracaídas, y espero que retorne para llevarnos a todas."



HOJA DE VIDA

Elena Claros Salvatierra

Fecha de nacimiento: 21 de mayo de 1948

Lugar: Cochabamba

Falleció: El 12 de diciembre de 2012

Padres: Eustaquio (+) y Valentina (+)

Esposo: Enrique Ríos (+)

Hijas: Eliana, Jacqueline, Ximena y Sonia

Deportes que práctico: Paracaidismo, voleibol y baloncesto

Anécdotas:

En una oportunidad, cuando fueron a desfilar en un acto cívico, lideradas por el coronel Veintemillas, en forma de broma les dijeron “allá va el coronel con sus 20 imillas, refiriéndose a las paracaidistas”, según comentaron sus hijas.

Contaron también que en la ruta hacia la cervecería Taquiña (actualmente avenida Simón López), a la altura del puente Pinto, su madre entrenaba a las chicas del barrio improvisando una cancha de voleibol en un terreno baldío, y utilizando dos árboles para colocar la pita.

LA RECUERDAN CON CARIÑO

“Mi madre era una mujer cariñosa”

“Mi madre era una mujer muy cariñosa, de mucho temple y valerosa. quien, luego de haber esquivado dos veces a la muerte, en la tercera ya no pudo y se fue para siempre”, dijo Jacqueline.

“Mi madre fue una amiga perfecta no sólo para mí, sino también para todas mis hermanas. Fue el ángel que guió nuestras vidas que nos dio Dios, pero se la llevó muy rápido”, dijo su hija menor Sonia.

“La casa se ve vacía sin ella, pues fue el pilar de nuestro hogar porque hacía de padre y madre; ahora ya no podemos disfrutar de su presencia física, sólo nos queda la esperanza de encontrarla en el camino final de nuestras vidas. Estará para siempre en nuestros corazones”, agregaron las hijas.

1 comentario:

  1. Fue una mujer valerosa porque tuvo que criar a sus hijas sola inculcandoles muchos valores.

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