La otra cara de la medalla fue la experimentada Geovana Irusta, que cruzó la meta en sus cuartos y últimos Panamericanos en décimo lugar en la misma prueba.
El tiempo de Balderrama cumple con la marca mínima B —de 1h38.00— que exige el atletismo para clasificar a los Juegos Olímpicos, ella consiguió bajarla en 28 segundos.
La deportista, quien la mayor parte de su entrenamiento la desarrolló en México, como pupila del excampeón olímpico y mundial de la marcha, el mexicano Raúl González, tenía como objetivo clasificarse a sus primeros Juegos Olímpicos.
Balderrama había llegado a Guadalajara con un tiempo de 1h38.41 y lo superó por un minuto y nueve segundos.
“Fue una prueba difícil, sin embargo creo que el tiempo es bueno y el esfuerzo valió la pena”, sostuvo la atleta.
Irusta también mejoró el tiempo con el que fue registrada en los Juegos (1h42.16), sin embargo el nuevo (1h41.43) estuvo lejos de sus expectativas.
En las tres ediciones anteriores de los Panamericanos, la boliviana fue cuarta en dos de ellas y entró segunda en Río de Janeiro 2007, donde fue descalificada por fallas técnicas.
Irusta aceptó ayer su derrota, aunque recalcó que esta vez tuvo que enfrentarse a deportistas que se entrenaron en el ámbito profesional, con el apoyo y atención que ella no tuvo en el país. “El mío fue un entrenamiento amateur esta vez, sin ningún apoyo”, anotó.
En la prueba masculina de los 20 kilómetros de la marcha atlética, el boliviano Ronal Quispe ocupó el décimo puesto, con un tiempo mayor (1h27.54) al que le había dado el pase a la cita (1h25.59).
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