Lo que hace particularmente interesantes a los resultados del nuevo estudio es que éste se basa en el seguimiento de un mismo gran grupo de niños británicos que fueron estudiados en dos momentos distintos, con dos años de diferencia. Esto y el empleo de equipamiento de alta tecnología han permitido obtener las mediciones más exactas de grasa y de niveles de actividad logradas hasta ahora en un estudio de este tipo.
Los investigadores monitorizaron, inicialmente a los 12 años y luego otra vez a los 14, a más de 4.500 niños de un estudio longitudinal conocido como ALSPAC. El estudio es obra de la Universidad de Bristol.
Además de registrar el grado de actividad física de los participantes, también se midió su grasa corporal, un tipo de medición mucho más precisa que el Índice de Masa Corporal.
El trabajo sugiere que realizar incrementos incluso pequeños en la rutina diaria de ejercicio físico puede tener resultados notables a largo plazo, siempre y cuando el ejercicio que se escoja lo deje a uno sin aliento.
Usando las técnicas más modernas, los investigadores descubrieron que hacer a los 12 años de edad 15 minutos diarios de ejercicios que sean al menos moderados, redujo entre un 10 a un 12 por ciento la grasa corporal en los muchachos y muchachas cuando alcanzaron los 14 años. La condición es que la actividad tiene que ser lo suficientemente vigorosa como para hacer resoplar a la persona.
Tal como señala Riddoch, los resultados del nuevo estudio constituyen una indicación contundente de que, cuando nos preguntamos por qué los niños actuales de las naciones industrializadas tienden más que los de antes a tener sobrepeso o incluso obesidad, debemos examinar qué grado de actividad física tienen, en vez de culpar automáticamente a su dieta como la única causa.
Tomado de: http://www.solociencia.com/medicina
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