03 marzo 2014
Ronal Quispe y su pasión por la marcha
Son las seis de la mañana y Ronal Quispe, campeón sudamericano en los 50 kilómetros de marcha, se levanta para iniciar su día, prepara su desayuno y almuerzo, alista su material deportivo y media hora después ya está en un minibús público rumbo a las orillas del lago Titicaca, no para trabajar y ganarse el pan de cada día, sino para entrenarse y algún día cumplir con el sueño de llegar a unos Juegos Olímpicos.
Sin nadie que le colabore (salvo en algunas ocasiones su entrenador Ariel Calisaya) o acompañe, Quispe deja sus accesorios personales en una tiendita para que se las cuiden, recorre la carretera en un circuito de unos 5 kilómetros donde entrenará, para dejar el agua para su hidratación, e inicia con su preparación que puede durar entre tres y cinco horas.
Cuando el organismo se lo pide descansa para almorzar y si no tuvo tiempo en la mañana para preparar su comida, retorna hasta La Paz, para cocinar y comer cerca de las tres de la tarde. Descansa por un par de horas y vuelve a salir para entrenar, pero esta vez al estadio Hernando Siles.
Esta es la rutina que Quispe tiene tres veces a la semana, excepto los sábados y domingos que es cuando trabaja como árbitro de fútbol en la Asociación Obrera, ingresos que le sirven para vivir y solventar su entrenamiento de marchista.
“Tal vez me falten recursos económicos, pero ganas para entrenar nunca me faltarán”, dice Quispe, quien desde que empezó con su pasión por la marcha atlética no recibió apoyo económico, excepto en aquella oportunidad que tras ganar la medalla de bronce en los Juegos de la Alba en Venezuela recibió beca deportiva por algunos meses.
La marcha es una de las especialidades del atletismo que más preparación física y suplemento alimenticio requiere, por el desgaste que exige, motivo por el que se requiere una fuerte inversión para practicarla.
Quispe es profesor de educación física, pero no pudo ejercer su profesión porque la marcha requiere de al menos seis horas de entrenamiento al día. La dedicación a este deporte le provocó cierta separación con su familia, que le pide ejercer su profesión de docente.
Pese a que de momento no recibe apoyo, la preparación para su participación en los X Juegos Suramericanos Chile 2014 (del 7 al 18 de marzo) continúa.
“Yo tengo un compromiso con el país, porque soy parte del Equipo Bolivia para los Juegos y debo cumplirlo”, sostiene.
Y aunque obtuvo la clasificación a la Copa Mundial en China, gracias a la marca mínima que consiguió en los 50 Km con el tiempo obtenido en Cochabamba (4h25’02”), el futuro para Quispe después de los Odesur de Chile es desconocido.
Asegura que pese a que le afecta demasiado dejar lo que más le gusta, la marcha, si no llega el apoyo económico pronto, debe pensar en un trabajo formal.
“Ya tenía pensado que después de Chile dejaría la marcha, pero después de ganar la medalla de oro en el Sudamericano me hace reconsiderar mi retiro, pero eso dependerá del apoyo que pueda llegar a recibir”, dijo. “Quisiera seguir en la marcha, porque se la capacidad que tengo y todo lo que puedo dar todavía”.
Quispe empezó a competir a nivel internacional en 2011 y aquel año impuso un récord nacional en los 20 mil metros pista con un tiempo de 1h25’59,2. Se consagró campeón nacional en varias oportunidades y logró medalla de bronce en 2011 en los Juegos de la Alba, en Venezuela.
Incursionó en los 50 kilómetros en los Juegos Bolivarianos Trujillo 2013, cuando impuso otro récord nacional con 4h11’22”.
En esta prueba ganó la medalla de oro en el Sudamericano de Marcha, en Cochabamba.
El campeón sudamericano espera que se haga efectivo el premio que ofreció a los medallistas internacional el presidente del Estado, Evo Morales Aima.
HOJA DE VIDA
Ronal Rey Quispe Misme
Fecha: 5 de marzo de 1989
Lugar: Omasuyos, Achacachi, La Paz
Profesión: Profesor Educación Física, árbitro de fútbol amateur
Padres: Antonio Quispe e Ignacia Misme
Hermanos: Marcelino, Reyna, Franklin, María Elena, Aurelia, Cristaldo, Juan Carlos e Hilda.
Logros: Dos récords nacionales, medalla de bronce en los Juegos de la Alba en Venezuela 20 Km y medalla de oro en el Sudamericano de Marcha 2014 en 50 Km.
Trabaja de árbitro para vivir
Los fines de semana, Ronal Quispe se convierte en árbitro y gana algún dinero dirigiendo partidos del fútbol amateur paceño.
Con los recursos obtenidos, sufraga los gastos que demandan su entrenamiento, el transporte, su hidratación y si alcanza, suplementos alimenticios.
“Tengo que trabajar de árbitro porque es la única forma que tengo de ganar algo de dinero, para mantenerme, en la tarde del sábado y el domingo a veces todo el día. Ellos (Asociación Obrera Deportiva, en Miraflores) saben que el poco dinero que puedo ganar es para pagar mi entrenamiento, así que a veces me programan partidos durante todo el día”, comenta Quispe.
Pero su trabajo como juez no es precisamente por ser un gran aficionado al fútbol, sino por la necesidad de generar ingresos.
“Al ser profesor de educación física debo conocer las reglas del fútbol y claro, también arbitrar; así aproveché este conocimiento y me acerqué al Colegio de Árbitros de la Asociación Obrera, para que me dieran la oportunidad de trabajar, pase unos cursos más y listo”, asegura Quispe, quien aún no puede ejercer su profesión de profesor por el tiempo que le exige el atletismo.
Entrena con los mexicanos
En 2011, Ronal Quispe se acercó a Raúl González, excampeón olímpico y entrenador de la selección mexicana de marcha, para que le brinde la oportunidad de trabajar con ellos, cuando llegaran a las orillas del lago Titicaca para entrenar en la altura.
González aceptó y ahí empezó la carrera de Quispe.
“A partir de ahí empecé a mejorar mis tiempos, conseguir récords nacionales y competir afuera”, cuenta Quispe, quien tuvo la oportunidad incluso de viajar a México para trabajar con la selección, pero su despegue fue gracias al apoyo que le brindó González, quien pagó los pasajes de Quispe y de Claudia Balderrama, quien aún trabaja con González.
El seleccionador mexicano vio un gran potencial en Quispe, porque tenía una buena resistencia, pero la falta de dinero, hace que no pueda trabajar siempre con ellos, porque para eso debe quedarse en un hotel del lago Titicaca.
Pese al escaso dinero, Quispe no deja de entrenar y trabajar todo el tiempo que se pueda con los mexicanos, para ello debe trasladarse desde La Paz hasta el lago todos los días, un viaje de dos horas. Ahora espera que el Gobierno se acuerde de él y lo apoye económicamente.
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