09 marzo 2014

Nataly Camacho La chica dorada del billar

Es un as sobre la mesa, tanto en la de cocina como en la de billar. Nataly Camacho bien puede estar preparando unas costillitas de cerdo al horno con camote, papa y plátano o golpeando la bola con la fuerza necesaria, en la dirección correcta y en el lugar preciso. Su talento es indiscutible en el ámbito de la gastronomía y también en el del juego de salón tradicionalmente dominado por los hombres.

A principios de año recibió un cheque por Bs 27.840 del presidente Evo Morales, el primero en toda su carrera deportiva. Mide 1,52 m de altura, es delicada, muy femenina y es también una campeona. En los más recientes Juegos Bolivarianos obtuvo dos medallas de oro para orgullo nacional y el de sus vecinos de la zona del Hipódromo, en Cochabamba.

La euforia por sus logros sigue revoloteando por sus venas, aunque por fuera Nataly aparenta ser una muchacha serena, siempre en sus cabales y ajena a la atención mediática. Tanta felicidad solo fue comparable a la dicha de saberse convertida en novia consorte. La campeona sudamericana de billar cambiará el chaleco y el corbatín del uniforme de competencia por el vestido blanco y el tradicional velo, que contrastarán con el mechón rojo de su cabello oscuro y con el tatuaje de medialuna en la parte derecha de su escote. Se casará el 20 de septiembre con su novio, Raúl Alejandro Quintana.

Ahora está en una pausa deportiva, haciendo planes para el dinero que ganó, tratando de vencer a la máquina de calcular en la puja para que le alcance el monto y así comprar una nueva mesa de billar. Mientras tanto, sigue cocinando a pedido porque su buena mano ya es famosa.

El billar moldeó su carácter, la hizo paciente y respetuosa con su oponente. Del otro lado de la mesa ha recibido reconocimiento y validación a su talento, a pesar de ser una chica a la que ciertos incautos machistas pensaban que debían dejar ganar por su condición de mujer.

“El billar se juega sobre una mesa que tiene pizarra, bandas y paño, se divide en tres modalidades, snooker, carambola y pool”, fue la primera explicación que Nataly recibió a sus 11 años de boca de su padre, Gualberto Camacho, un comerciante de máquinas de afeitar, entre otros artículos. Él ya no está para inflar el pecho de orgullo debido a las variadas medallas de oro, plata y bronce de la tercera de sus cuatro hijos, pero abandonó esta tierra con la certeza de que había dejado mucho de él mismo en su aplicada aprendiz.

La campeona heredó su carácter y su conducta. Los que lo conocieron dicen que era una persona tierna, tranquila, paciente y humilde, justo como es Nataly.

Gualberto llegó a ver a su ‘Nana’ (diminutivo de Nataly) como campeona departamental y subcampeona nacional de billar. Asistía a hacerle barra y se ponía incluso más nervioso que ella. Falleció en 2004 porque acarreaba problemas cardíacos y la muerte por fin encontró una excusa certera con una embolia.

Esta circunstancia golpeó bastante a la billarista, hasta que su concentración en la bola con la punta del taco entre los dedos le dio la certeza de que su mentor siempre está ahí, apoyándola. La misma certeza le dice que el día en que camine rumbo al altar también estará a su lado.

Mientras tanto, sigue jugando pool, bola 8, 9 y 10. Repara en la postura de su cuerpo, se agacha lo suficiente para tener una buena visual, sin dejar de estar cómoda. Coloca su pie derecho para que esté en línea con la jugada, se concentra, armada con su mejor estrategia: la paciencia, porque ha habido partidas en las que ha jugado hasta por dos horas. Ha sido precisamente su paciencia infinita la que terminó por desconcentrar a sus oponentes o los sacó de quicio.

Ahora, con dos medallas de oro bajo el cuello y una palomita herida que rescató de su tejado en los brazos, está dispuesta a exponer un poco más su vida íntima, cosa que no es del todo de su agrado. Prefiere el anonimato, la simplicidad de sus días al lado de sus ocho perros, ocho gatos y un par de hámsters. Con un ojo puesto en el horno de la cocina de Nataly Camacho Servicios Gastronómicos (desde hace dos años), habla con voz de niña.

¿De dónde sacaste el gusto por el billar?

A mi papá le gustaba bastante, pero solo como aficionado. Él me hizo conocer por primera vez el juego del billar cuando nos regaló una mesa pequeñita a mi hermano y a mí para Navidad.

Después, siendo adulta, fui al local Checho’s, de Sergio Canseco, y ahí comenzó todo. Justo se estaban organizando torneos departamentales, se hizo uno de mujeres de bola 9 al que Sergio me invitó. Me dijo: ‘Si ganas vas a ir a un torneo nacional y posiblemente a un Bolivariano en Colombia (2005)’. Me animé porque me gustaba, salí campeona y ahí fue que empezó todo en serio.

¿Qué opinaba tu mamá de todo esto?

Al principio estaba un poco asustada porque los billares, según ella, tenían mala reputación, y porque las mujeres no jugaban, pero desde que salí campeona me apoyó. Recuerdo que mis padres me regalaron una mesa más grande y la única condición que me pusieron fue que nunca me dedicase a las apuestas ni a los vicios que trae el billar y me pidieron que sea responsable en las cosas que elija en mi vida. Creo que por eso estoy donde he llegado hasta ahora.

¿Te sigue molestando el estigma de que el billar es el juego del trago y el cigarro?

Lamentablemente se tiene esa idea porque en Bolivia no tenemos una sola escuela de billar, existen boliches y discotecas que tienen mesas de billar, que no es lo mismo. En el momento en que se realizó un primer torneo departamental se nos dio a conocer que era un juego y un deporte mundial. Cuando se abra una escuela van a conocer cuál es la realidad.

Ahora tenemos una pequeña asociación que pocas personas conocen. Yo quiero decirles que el billar es un hermoso deporte que ayuda bastante en lo que es el carácter y el temperamento.

¿En qué te ayudó a vos?

Me ha ayudado a tener paciencia y me ha moldeado el carácter porque enseña a tener un respeto al oponente. También te hace escalar a un nivel alto en tu intelecto porque requiere técnica, es un deporte completo que te obliga a usar todos tus sentidos, te desestresa y, como ven, me ha llevado a algo que de niña no hubiera pensado jamás, representar a mi país, y eso es grandioso.

¿Y lo malo? ¿Qué dirías de las apuestas, por ejemplo?

Hay apuestas que son inocentes en cualquier juego, por decir, se juega por un refresco o por una cena. Gracias a Dios nunca he apostado, pero he visto gente que va a trabajar al billar y no a jugar, apuestan por Bs 100 y se vuelve muy tensa la situación.

Sé de personas que llegan a apostar su auto o han llegado a situaciones extremas, pero yo me he rodeado de personas que no llevan ese tipo de vida. Alguna vez me han dicho apostemos, pero yo no he aceptado porque me acuerdo de la promesa a mis papás.

¿No te costó ser una de las pocas mujeres en este ámbito?

Fue muy difícil de sobrellevar, no había mujeres que jueguen. En un principio te menosprecian, se burlan y dicen es una chica, hay que dejarla ganar, pero cuando notaron que mi juego lo he llevado a otro nivel me he ganado un gran respeto. Ya no dicen es una chica, ahora se refieren a mí como una jugadora de billar.

¿Nunca te sentiste tentada a lanzar todo por la borda?

Tal vez en alguna partida porque como en todo lugar, hay personas que son malas y sucias en su juego. En ese momento me he sentido tan decepcionada y frustrada, pero creo que he sabido sobrellevarlo. Aparte de eso, también pesó el hecho de no haber recibido apoyo de las autoridades ni el reconocimiento por el trabajo que se hace, no lo digo por ahora, estoy hablando en tiempo pasado. Me hubiera gustado tener un lugar dónde entrenarme, eso te bajonea bastante. Pero siempre he dicho: Amo este deporte, pase lo que pase.



Si tanto lo amás, ¿pensás jugar para siempre?

En el momento en que ya no pueda agacharme sobre la mesa por alguna razón o ya no me lo permita mi cuerpo, recién voy a tener un motivo para dejar de jugar.

Eso es lo bonito del billar porque puedes jugar hasta viejita, cuantos más años tienes eres mucho mejor jugadora. Por ejemplo yo siempre estoy ansiosa por jugar, mejorar una atacada, mejorar mi técnica, ver videos y tratar de copiar las técnicas que tienen los profesionales.

¿Es muy caro este deporte?

Sí. Tan solo una mesa profesional de billar del exterior (aquí no hay) llega a costar hasta $us 15.000, aparte, necesitas tres tacos que cuestan mínimo unos $us 2.500. También resulta costoso pagar las horas de tu entrenamiento. Antes teníamos solo un lugar donde entrenar que era un billar privado, en momentos de campeonato el dueño nos colaboraba, pero el resto del tiempo teníamos que pagar Bs 12 la hora y practicábamos mínimamente cuatro a seis horas diarias, sin contar que tienes que comer algo o tomar un refresco. Ahora la Asociación tiene mi mesa que la he prestado, ahí puedes entrenar pagando un mínimo

Por eso los deportistas que recibimos el incentivo económico del Presidente estamos muy agradecidos, sé que muchos dicen: ‘Cómo les van a dar tan poco’, pero creo que con esto se da un gran cambio, desde ahora se va a recibir el apoyo de las autoridades. Es un incentivo más, ya no solo lo haremos por amor al deporte, con esto vamos a adquirir material deportivo que nos va a servir para mejorar y traer más logros para el país.

Tu último logro te ha dado más satisfacción...

He pasado por muchas finales en las que no podía consolidarme, empezaba ganando y al final perdía, siempre sacaba la medalla de plata, tengo varias de plata, hasta el año pasado que fue la primera vez que gané oro. Para mí es como que he roto esa mala racha o no sé si era algo netamente mental, pero ahora puedo decir que alcancé el oro.

Es algo increíble para mí porque nunca antes lo había logrado, ya no me quedé como la segunda, logré llegar hasta el final con mi sueño, uno que nunca se me daba. Le gané a una de las mejores jugadoras, la respeto bastante, ella se llama Mirjana Grujicic, de Venezuela, es la ranqueada número uno a nivel panamericano.

Por si fuera poco fui elegida la jugadora fair play de todo el torneo Bolivariano de billar, esto me trae mucha satisfacción porque se refiere al juego justo, respetuoso, quiere decir que he respetado a mi oponente, he jugado tranquila y si cometí alguna falta yo la di a conocer porque no me gusta engañar.

Eso es muy gratificante para mí, me hace crecer más.



¿Has tenido tiempo de disfrutar tu victoria o ya estás en los ajetreos de la boda?

Para la boda tengo casi todo listo. Soy consciente de que van a venir más torneos, ahora más que nunca no puedo dejar todo por el apoyo que he recibido.

Participar en los torneos será más bonito porque voy a estar con mi esposo a mi lado y con una familia. Quiero seguir jugando billar y cocinando. También deseo abrir una escuela donde pueda enseñar y enseñarles a mis hijos, sin forzarlos a que sigan el mismo camino, lo importante es que hagan lo que les gusta y que lo hagan bien, el deporte es una de las formas más bonitas de llevar una vida .< div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">

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