El escalador Bernardo Guarachi –que coronó el monte Everest del Himalaya en 1998– tiene previsto anunciar la próxima semana en La Paz su ascenso al nevado más alto de Europa, el Elbrús de 5.462 metros de altitud, situado en la cordillera Caucásica. Con esta expedición, pretende coronar la quinta montaña de su meta de ascender a las siete cimas del mundo.
El montañista ofrecerá una conferencia de prensa el miércoles 18 de mayo en el Centro Cultural Gisbert a las 10:30 horas, donde rememorará de forma pública con un material audiovisual sus escaladas a las diferentes montañas del planeta con sus más de 40 años de experiencia y también anunciará el plan de ascenso para lograr la cima, en esta ocasión la cumbre del Elbrús en Rusia.
Dijo que está preparando los ascensos para coronar las montañas más altas en esta ocasión de Europa y Oceanía, inicialmente el Elbrús, al que se pretende escalar entre el 18 y 25 de junio de este año. "Y si conseguimos el respaldo necesario podremos concluir también este mismo 2016, llegando a la cima de la sexta montaña denominada Carstensz, ubicada en la isla Papúa Nueva Guinea, el sexto nevado de las cimas más altas de los continentes”, aseveró.
Guarachi se trazó una meta denominada Seven Summits o las Siete Cimas más altas de los continentes, de las que ya logró ascender cuatro, el Everest en 1998, nevado de la cordillera del Himalaya en Asia con más de ocho mil metros de altura, el Aconcagua (6690 m) ubicado en Argentina y el más alto de Suramérica, también logró llegar a la cumbre del McKinley, la montaña más alta del Polo Norte.
Mientras que en 2015, Guarachi escaló hasta la cima del Kilimanjaru en el continente africano, por lo que sólo le faltan completar los nevados de Europa, Oceanía y del Polo Sur. "En todo el mundo la hazaña de escalar las siete cimas de los continentes, sólo fue lograda por unas 232 personas de diferentes países, en nuestro medio es desalentador el poco o casi nada de respaldo para esta clase de proezas realizada por bolivianos”, agregó.
El escalador, con más de cuatro décadas de experiencia, considera que "las autoridades gubernamentales apoyan con millones –de dólares– otras actividades como la competencia con el uso de grandes vehículos como es el Dakar que contamina la naturaleza y que afecta a la vida silvestre con el ruido de semejantes máquinas”.
"Nosotros –los montañistas– no vamos sobre ruedas, cargamos la mochila en nuestras espaldas y subimos a los nevados, pero sin contaminar”, explicó el escalador.
Guarachi, que llegó a la cima del Illimani en 192 ocasiones, reiteró el planteamiento de la creación de una nueva normativa denominada Ley de la Montaña, para la implementación de políticas de conservación de los recursos naturales existentes en los glaciares como –por ejemplo– el agua, ya que los deshielos de los nevados producen el recurso hídrico durante las 24 horas de cada día.
"Es un hecho que todos los glaciares se están reduciendo un ejemplo es el Chacaltaya que fue una hermosa montaña con hielo y nieve. Hemos comprobado este hecho en el reciente ascenso del 1 de mayo de este año, al nevado María Lloko cerca del Huayna Potosí, donde me impresioné por la reducción del espesor del glaciar”, advirtió el escalador que también logró llegar a la cima del Cho Oyu en el Himalaya en 2011 junto a Eliot Guarachi, uno de sus hijos.
Un deporte no difundido
Por otra parte, el andinista boliviano Antonio Schulczweski, que escaló varios nevados de la Cordillera Real y de otras regiones del país, considera que "el andinismo es un deporte de locos apasionados, pero es una actividad muy interesante y que lastimosamente no está muy difundida ni practicada entre los ciudadanos, ya que son los extranjeros en un 80 por ciento los que ascienden a las montañas”.
"El hecho concreto es que la mayoría de los escaladores son extranjeros, eso es una verdadera lástima, porque es de una gran envidia para el resto del mundo, por ejemplo, saber que hay una montaña de más de seis mil metros de altura, que se ubica a escasos 45 minutos de la casa”, dijo.
El andinista con más de 12 años de experiencia, considera que en muchas ocasiones se puede cumplir el reto y la proeza, denominada Over Night (toda la noche), que consiste en culminar una jornada de trabajo, aproximadamente, a las ocho de la noche, para luego recoger la mochila y al amigo y guía, y después lograr hacer cumbre o llegar a la cima –por ejemplo– del Huayna Potosí, a las ocho de la mañana y al mediodía nuevamente retornar a casa.
"El tener al Huayna o al Illimani, y a toda la cordillera distante a unas tres a cinco horas, es una bendición que quizá muchos suizos o austriacos quisieran tenerla, pese que desconozco las condiciones que se tienen en Europa”, aseveró el escalador y amigo de Guarachi.
Respecto al retroceso de los glaciares, Schulczweski, considera que es una verdad inobjetable, ya que la pérdida del Chacaltaya, no sólo sucedió en Bolivia, sino que toda la población mundial está perdiendo los nevados, una problemática muy difícil de solucionar de forma individual.
El escalador que estuvo en la cima del Illimani, Illampu, Sajama, Huayna Potosí, además de otras montañas, aseguró que no sólo se trata de llegar a la cumbre, ya que también se puede disfrutar del deporte de una forma integral, como es la planificación anticipada del ascenso, el manejar hasta la montaña o el observar los paisajes y fotografiarlos, "es algo inigualable”.
"Tuve la fortuna de aprender de otros escaladores dos verdades, una referida a que ninguna cumbre te pertenece hasta que hayas vuelto de ella, por lo que no sólo se trata de llegar a la cima, sino también de volver a casa”, dijo el andinista que celebró sus cumpleaños durante 12 años en las montañas.
Agregó que otro fundamento es que "ninguna cumbre se va ir, por lo que nadie puede perder la cabeza o el norte por llegar al pico, pueden existir buenos o mejores años para los ascensos en las montañas”.
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