26 julio 2016

Olimpiadas, la ruta de los maestros



Como pocas veces, Bolivia llega a las Juegos Olímpicos con un equipo tan numeroso. En los juegos de Río 2016, que comenzarán el 5 de agosto, participarán 12 atletas bolivianos. En Londres 2012, solo acudieron cinco. Los y las atletas competirán en natación, marcha, judo y tiro. Y sin duda están teniendo una recompensa a su gran esfuerzo: se ven en fotografías, en entrevistas y algunos (muy pocos) tienen becas, aunque ninguna tenga que ver directamente con el apoyo del Estado boliviano.

Pero detrás de los flashes de las fotos que les toman a los atletas en su momento dorado, está la figura de una persona pocas veces reconocida como es necesario, quizá por el inmediatismo de los medios de comunicación y la falta de conocimiento de las personas. Las y los entrenadores quedan en segundo plano pero ellos son los responsables del triunfo, de haber trabajado durante años, de haberse ganado la confianza, establecer los límites entre ser un poco padre o madre del atleta en crecimiento y darle una disciplina férrea, y sobre todo creer en ella o en él.

Estos son dos de los entrenadores que llevan al grupo boliviano a las Olimpiadas de Río 2016, Martha Marín en marcha y Marcos Ramírez en natación, que vienen llevando adelante una labor de hace mucho tiempo, y que han logrado posicionar a Bolivia en el marco deportivo para poder llegar a las Olimpiadas, aún pese al histórico poco apoyo de los gobiernos, al deporte nacional.

Y además, el testimonio de dos atletas, la joven Karen Tórrez, la nadadora estrella de Bolivia, y Fadrique Iglesias, que participó en las Olimpiadas de Atenas 2004 y Pekín 2008.

Todos ellos demuestran, con sus testimonios en carne propia, lo importante que es creer en uno mismo y que haya otros que también crean en ti.

MARTHA MARÍN

Diplomática y reservada, Martha Marín es la conocedora de casi todas las sendas de los llanos y del altiplano boliviano, donde lleva a entrenar duro a sus atletas. Se declara además fanática de la chía, avena, amaranto y cañahua, como los suplementos más saludables y poderosos.

“No me gusta hablar mucho sobre el apoyo estatal al deporte, aunque ya se ha dado un paso muy importante y existen proyectos donde ya se toma en cuenta a los deportistas pero igual se olvidan de los entrenadores”, dice Martha, quien siempre quiso ser entrenadora. “Amo el deporte y mi sueño fue mejorar el nivel de la marcha atlética y masificar esta especialidad que muy pocos se atreven a realizar porque es una prueba técnica”.

Actualmente Martha entrena a los cinco atletas clasificados a Río en marcha: Angela Castro, Wendy Cornejo y Stefany Coronado, Marco Rodríguez en 20 km y Ronald Quispe en 50km –la prueba más larga del atletismo--.

“También tengo a los dos mejores atletas juveniles que estarán desde el 18 al 25 de julio en el Mundial Juvenil de Atletismo en Polonia, Odeth Huanca y Pablo Rodríguez en los 10.000 metros marcha, clasificados con la marca mínima exigida por Ia Asociación Internacional de Federaciones de Atletismo, IAAF”, cuenta orgullosa.

Según ella, los requisitos para poder tener un equipo como el que ella ha formado, son preparación, experiencia, disciplina; perseverancia y tolerancia. “Insistir, persistir y nunca desistir; tener claros los objetivos que uno se traza porque no hay imposibles: se puede lograr cuando uno quiere.”

Martha dice además que lo fundamental para un entrenador es tener claros los objetivos; una buena planificación y respetar los procesos con los atletas para llegar a cada categoría con cuidado.

MARCOS RAMÍREZ

Marcos es el director de la Escuela Delfines en Cochabamba, y corresponsable del éxito de la joven nadadora Karen Tórrez, quien representará al país en natación, junto a José Quintanilla.

Este entrenador parece ser un poco pez. Está enamorado del agua y de todos sus beneficios, y a su hija, desde bebita, le enseñó a nadar. También está enamorado de su trabajo, aunque se confiesa un poco cansado por la falta de planificación a largo plazo en el deporte boliviano.

“El trabajo de los entrenadores es sin duda muy importante, sin embargo este trabajo debe estar dentro de una planificación a largo plazo con objetivos claramente establecidos en cualquier disciplina deportiva y sobre todo debería existir una estructura de la preparación de deportistas con bases y fundamentos científicos pedagógicamente organizados y aplicados de acuerdo a cada deporte o disciplina”.

Para Ramírez, esta planificación, que tanto recalca, beneficiará los procesos del entrenamiento deportivo que se lleven a cabo para tener resultados en el deporte de alto rendimiento o de nivel internacional como son los juegos olímpicos. Para el entrenador, contar con infraestructura moderna y adecuada, equipos multidisciplinarios científicos, profesionales del deporte y sobre todo una subvención ya sea pública, privada o mixta para realizar lo anteriormente mencionado, es fundamental para aspirar a buenos resultados.

“Hoy por hoy por ejemplo en la natación boliviana no existieron y no existen planes nacionales de preparación para el alto rendimiento a largo plazo, solamente algunas temporadas de campamentos o concentraciones cerca de eventos internacionales importantes para Bolivia, como sucedió en algunas ediciones de los juegos bolivarianos. No existen instalaciones acuáticas que funcionen como centros de tecnificación de natación y no existen programas regionales de preparación para el alto rendimiento en ninguna asociación del país.”

No es de extrañar entonces que Bolivia se encuentre al final de la tabla de la natación sudamericana desde hace más de ocho décadas.

“Hace muchos años Bolivia asiste con deportistas invitados, y si en esta edición de Río 2016 hay un mayor porcentaje de atletas que asisten por sus marcas, es por el esfuerzo aislado de clubes, de asociaciones, federaciones o en su caso, familias que hacen el esfuerzo, como sucede con Karen Tórrez, cuyos logros fueron esfuerzos del entrenador, de la nadadora, de su familia, de su club y de la federación boliviana. Muy poco tuvieron que ver las instancias de gobierno”, reclama Ramírez.

Además deja en claro que la ayuda para deportistas de alto rendimiento como Karen Tórrez, Andrew Rutherfurd, Ximena Escalera o Mauricio Prudencio, no significa asistencialismo o “apoyo”, de autoridades deportivas regionales y nacionales, sino un proyecto serio bajo normas y leyes universales de los procesos de preparación de atletas de alto nivel.

El entrenador explica que la delegación boliviana, como se vio en los últimos Juegos Panamericanos de Toronto, no asiste con equipos completos en ninguna disciplina deportiva, menos en deportes de equipo como básquet, fútbol, jockey, rugby, volley, etc., lo cual reduce aún más la esperanza de lograr alguna ubicación significativa.

“Es lamentable pero es nuestra realidad y si no hacemos una lectura fría y cabal de esta realidad, daremos paso siempre a un mal manejo de nuestro deporte y nuestro desarrollo se atrasará más aún. Sin duda un punto alto para los atletas bolivianos es que, pese a toda la carencia, se han ganado un espacio en la historia del deporte nacional, han redoblado esfuerzos y han conseguido ser parte de este equipo olímpico. Bien por ellos y por todos los que se involucraron en su preparación para alcanzar este sueño, que es el sueño de todo niño que se inicia en una disciplina deportiva.”

EN CARNE PROPIA

Karen Tórrez, (Cochabamba, 29 de Julio de 1992), asiste en la actualidad al Centro de Alto Rendimiento en España, donde se está preparando para las Olimpiadas de Río. Posteriormente continuará la carrera de Fisioterapia en la Universidad de San Simón.

En la mente de Karen hay cinco nombres que se le han quedado grabados para siempre, el de Marcos Ramírez, “mi entrenador desde los 10 años, hasta mis 21. Fue el entrenador que logró que fuera la mejor nadadora del país, con múltiples récords nacionales y varios campeonatos internacionales, incluidos 7 campeonatos mundiales y unos Juegos Olímpicos. Marcos, más que un entrenador es un amigo y un segundo padre que me vio crecer en la piscina, además de ser parte fundamental de mi formación como persona.”

El de Oscar Domínguez, “mi entrenador actual en el Centro de Alto Rendimiento en España, quien logró en mí resultados inimaginables, como la clasificación a los Juegos Olímpicos y la medalla sudamericana en categoría absoluta. Puedo decir que gracias a él estoy en mi mejor nivel deportivo para competir en los Juegos Olímpicos de Río 2016.”, y los entrenadores del Club Delfines, Boris Altamirano, David Velasco y aquel que le enseñó a nadar, Juan Bravo.



LOS ELEGIDOS

12 deportistas de Bolivia participarán en los Juegos Olímpicos de Río 2016, seis de los cuales se ganaron la clasificación superando las marcas mínimas requeridas, informó el Comité Olímpico Boliviano (COB).

Representarán a Bolivia los marchistas Wendy Cornejo, Ángela Castro, Stefany Coronado, Marco Rodríguez (20 kilómetros) y Ronald Quispe (50 kilómetros), y la corredora de maratón Rosmery Quispe.

En natación, Karen Tórrez y José Quintanilla competirán en la disciplina de 50 metros libres.

Completan la delegación el judoca Martín Michel, el ciclista Óscar Soliz y los tiradores Rudolf Kjinenburg y Carina García.



EFECTO MULTIPLICADOR Y LOS ENTRENADORES

Por Fadrique Iglesias*

“Tan solo cuatro países en América Latina nunca han logrado medallas olímpicas. Al infortunio boliviano se suman las ausencias en los podios de premiación de El Salvador, Honduras y Nicaragua.

No obstante, Bolivia este último cuatrienio ha tenido una mejora sustancial comparativamente con el último cuarto de siglo. Si desde Atlanta 96 únicamente dos atletas lograron marcas mínimas – Geovanna Irusta y Claudia Balderrama—ambas marchistas afincadas entonces en La Paz, este año han cumplido con dicho requisito formal hasta ocho atletas. Realmente el salto cualitativo más grande de la historia de nuestro deporte.

Ello nos puede llevar a repensar los indicadores de éxito del deporte nacional. Por un lado, y a mi modo de ver la faceta más importante, está el deporte formativo y lúdico. Su éxito o fracaso se puede medir a través de indicadores de inclusión, uso del espacio público, acceso a campos deportivos, participación, salud, y sobre todo satisfacción de la población.

El punto que nos atañe a pocos días del comienzo de Rio 2016, el deporte competitivo, es mucho más cruel en cuanto a los indicadores de éxito, puesto que en principio son más objetivos, ya que generalmente se miden con medallas y marcas.

Por supuesto que un tránsito de dos clasificados con marca mínima / clasificación directa en las dos previas décadas a ocho en el último año, es un salto cualitativo importantísimo, pero a fin de optimizar nuestros escasos recursos habría que afinar la puntería para seguir creciendo en esta mejora.

La evidencia demuestra que aun cuando hay correlación entre infraestructura deportiva y resultados positivos, no se trata de una condición suficiente, y a veces ni siquiera necesaria, como puede verse en los conocidos casos de Kenia, Etiopía, Eirtrea, Uganda, Marruecos, Jamaica, Cuba y Trinidad y Tobago, por citar los más conocidos. Se trata de países con gran dotación de capital humano y talento, pero escasa infraestructura física dedicada a deportes.

El verdadero éxito de este salto del deporte nacional estos años sobre todo tiene como responsables a cuatro individuos principalmente –los entrenadores de los atletas, en este caso Martha Marín, José Quintanilla, Marco Condori y Marcos Ramírez. Y han llegado a resultados destacados luego de un largo tiempo de acumulación de conocimientos, de selección de recursos humanos –horas de horas en patios de colegio y en campos deportivos observando prospectos de campeones--, y sobre todo mucha energía invertida luchando con o contra la dirigencia deportiva.

La clave para que se consigan resultados deportivos escalables y replicables con recursos limitados, es ser eficientes, y la forma más eficaz de hacerlo es afectando positivamente a los nodos que detonan con mayor influencia estos núcleos de energía que son los clubes deportivos de base.

Nuestra aspiración deberá ser cuidar de esa base de la mejor forma posible, para que se tenga cantidad, pues la calidad será un efecto casi natural del proceso.

Hasta que no tengamos políticas que apunten directamente a estos núcleos multiplicadores –que ahora son cuatro entrenadores que afectan positivamente a cientos y miles—nos costará competir en igualdad de condiciones. Es hora de apostar y reconocer a los entrenadores, a los padres de familia y a los gestores de esos clubes que hacen soñar a los chicos que nos representan hoy y a los que nos representarán en las siguientes décadas.”

*Representó a Bolivia en Atenas 2004 y Pekín 2008. Fue subcampeón iberoamericano de 800 metros en atletismo.


No hay comentarios:

Publicar un comentario