Al principio sonreía con cierto nerviosismo, tratando de sostener el tono de su voz para insertar fuerza en su pedido urgente. Luego de unos minutos, se hacía a un lado y no ofrecía resistencia alguna: la armadura montada se le caía y la descubría.
Jessica Molina, aquella ajedrecista tiquipayeña de 16 años que suele hacer gala de su temple rígido tras cada victoria o derrota que le toque sortear, lloró.
La campeona nacional en su categoría no pudo viajar al Panamericano de Uruguay (torneo que comenzó el 24 de este mes) porque la Federación le comunicó que no “había recursos para los pasajes”.
Esto, pese a que Molina, en su condición de número uno, se había embolsillado la clasificación. “Me gané el pase oficial”.
Quedó fuera del evento en suelo oriental, pero, hasta ayer, aún tenía en mano una carta más de esperanza: asistir al Mundial de Bakú, Azerbaiyán, que iniciará el 1 de septiembre.
“Sinceramente estoy haciendo lo posible para ir. Hay que seguir luchando. Le pido al señor Tito Montaño que ayude a todos los deportistas por igual”.
Pocas horas después de conocer la petición, Montaño se pronunció y, como sugerencia colectiva, instó a que los atletas arreglen con sus entes federativos.
“Hay normas que cumplir. No podemos hacer nada. Que trasladen sus solicitudes a sus federaciones”. La contestación de Montaño se basa en que la Federación Boliviana de Ajedrez, como varios de sus pares, no cuenta con documentación en regla, lo que ha impedido que el Ministerio desembolse recursos económicos para que sus representados realicen sus competencias de manera regular.
El Ministro subrayó que ha sido insistente para que las federaciones solucionen su situación interna, pero que no ha visto avances: “Hemos ido por todos los medios posibles”.
Antes de la promulgación de la Ley Nacional del Deporte (número 804), la cartera estatal viabilizaba la colaboración monetaria directa con los deportistas. Esto, solo en los casos en que sus entes federativos atravesaran alguna traba en torno a su personería jurídica o debiese informes de gestión. Sin embargo, la figura ahora ha cambiado y el Ministerio se ve imposibilitado de hacerlo.
Rubén Molina, hermano y entrenador de la campeona también en la categoría 18 años, lamentó el hecho de que el país carezca de una representante femenina en el Panamericano, puesto que la vacante de Jessi quedó vacía.
Por su parte, el presidente de la Asamblea del Deporte, Edgar Herrera, fue más allá e indicó que el pago de pasajes, tanto de Molina como del resto de los ajedrecistas, debía ser cubierto por el Comité Olímpico Boliviano (COB).
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