Se trata de la yungueña más destacada del voley paceño, por su talento y porque desea seguir la huella y marcar su nombre en este deporte, tal como en el fútbol lo hicieron Luis Iriondo y los hermanos Ramiro e Iván Castillo entre algunos. Claudia Adriana La Torre da que hablar en el deporte de la red alta.
“More”, como le llaman sus amigas, afirma que es una genuina representante de Nor Yungas en el voley paceño. Procedente de la comunidad Puente Mururata, Tocaña, la tierra de la saya.
Con 21 años y sus 1,72 metros de altura, la paceña se destaca por la potencia de sus mates y su gran eficacia en los bloqueos. Estas cualidades le permitieron ser elegida como la mejor deportista del club IMQV (Intentando Más Que Voleibol), en los partidos de ascenso a la Primera de Honor, partidos disputados en el coliseo Julio Borelli y en la asociación.
“Mi madre Betty Pérez Iriondo (+) quería que sea futbolista, pero a mis 13 años conocí el voley en el Liceo Venezuela y me gustó. Ahora, me encanta este deporte porque me ayuda mucho en mi vida y también a estar con buena salud”, agrega la jugadora y estudiante de Comunicación Social de la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA).
De niña escuchó del éxito de los hermanos Ramiro, Iván y Eloy Castillo, además del primo de su madre, el ex stronguista Luis Iriondo (+), y aunque reconoce que existe poco apoyo para el voleibol, ella sueña con tener su propia escuela. “Quisiera crear una academia de voley en Coroico, ayudar a las niñas de mi pueblo a practicar esta bella disciplina”.
La Torre cree también que este objetivo sólo será posible con la ayuda de los medios de comunicación y en particular de la radio.
De niña, Claudia bailaba saya en su natal Tocaña y fue parte del Movimiento Cultural Saya Afroboliviana, donde sus primos tocan y también danzan. Además de entrenarse todos los días, la mulata se apresta a participar en el Jisk’a Anata de La Paz y en el Carnaval de Cochabamba.
La saya la aprendió de su madre y el voley se debe a interminables mañanas y tardes de entrenamiento con los técnicos Juan Vásquez y Pedro Silva, en el equipo de su colegio, Livenal, en el que actuó en categorías Infantil, Menores, Juvenil y Mayores.
Por sus buenas actuaciones en la preselección Infantil paceña y en el Liceo La Paz, formó parte del club IMQV, donde fue una de las pilares en el funcionamiento del sexteto que dirige el DT Luis Martínez, quien destacó la lealtad y solidaridad de La Torre.
Mientras sueña jugar en la Liga Superior, Claudia siempre evoca la imagen de su madre Betty. Superó con valentía y esfuerzo aquel duro golpe de hace dos años. Vive en Vino Tinto, en La Paz, con sus hermanos y su madrina Miriam del Vilar. Expresa su mayor deseo para esta nueva temporada.
“More”, como le llaman sus amigas, afirma que es una genuina representante de Nor Yungas en el voley paceño. Procedente de la comunidad Puente Mururata, Tocaña, la tierra de la saya.
Con 21 años y sus 1,72 metros de altura, la paceña se destaca por la potencia de sus mates y su gran eficacia en los bloqueos. Estas cualidades le permitieron ser elegida como la mejor deportista del club IMQV (Intentando Más Que Voleibol), en los partidos de ascenso a la Primera de Honor, partidos disputados en el coliseo Julio Borelli y en la asociación.
“Mi madre Betty Pérez Iriondo (+) quería que sea futbolista, pero a mis 13 años conocí el voley en el Liceo Venezuela y me gustó. Ahora, me encanta este deporte porque me ayuda mucho en mi vida y también a estar con buena salud”, agrega la jugadora y estudiante de Comunicación Social de la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA).
De niña escuchó del éxito de los hermanos Ramiro, Iván y Eloy Castillo, además del primo de su madre, el ex stronguista Luis Iriondo (+), y aunque reconoce que existe poco apoyo para el voleibol, ella sueña con tener su propia escuela. “Quisiera crear una academia de voley en Coroico, ayudar a las niñas de mi pueblo a practicar esta bella disciplina”.
La Torre cree también que este objetivo sólo será posible con la ayuda de los medios de comunicación y en particular de la radio.
De niña, Claudia bailaba saya en su natal Tocaña y fue parte del Movimiento Cultural Saya Afroboliviana, donde sus primos tocan y también danzan. Además de entrenarse todos los días, la mulata se apresta a participar en el Jisk’a Anata de La Paz y en el Carnaval de Cochabamba.
La saya la aprendió de su madre y el voley se debe a interminables mañanas y tardes de entrenamiento con los técnicos Juan Vásquez y Pedro Silva, en el equipo de su colegio, Livenal, en el que actuó en categorías Infantil, Menores, Juvenil y Mayores.
Por sus buenas actuaciones en la preselección Infantil paceña y en el Liceo La Paz, formó parte del club IMQV, donde fue una de las pilares en el funcionamiento del sexteto que dirige el DT Luis Martínez, quien destacó la lealtad y solidaridad de La Torre.
Mientras sueña jugar en la Liga Superior, Claudia siempre evoca la imagen de su madre Betty. Superó con valentía y esfuerzo aquel duro golpe de hace dos años. Vive en Vino Tinto, en La Paz, con sus hermanos y su madrina Miriam del Vilar. Expresa su mayor deseo para esta nueva temporada.
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