El ciclista Horacio Gallardo será el segundo boliviano en salir a la arena; disputará la prueba de ruta junto a los ganadores del Tour.
La disputa de las medallas en los Juegos Olímpicos se ha convertido en una lucha desigual. Los dueños del medallero forman parte de la élite que va en procura del éxito. Estos países son pocos en relación al resto, que hace simplemente de coro de acompañamiento.
Estados Unidos versus China se debería llamar a este clásico olímpico. El resto, especialmente los sudamericanos, sin ninguna chance, estará confraternizando en esta fiesta del deporte. En cada Juego Olímpico se marca, de modo dramático, la gran diferencia con los favoritos.
Ojalá que algún día se llegue a crear la serie B en los Juegos, para premiar a los que llegan con pocas opciones y mantienen vivo el espíritu deportivo olímpico. Hay que saber si China supera a Alemania, si Estados Unidos repite el primer lugar en el medallero, que algún fuera de serie regale una presea dorada a Sudamérica. Hay que esperar, simplemente esperar.
Nuestras únicas posibilidades pasan por el fútbol o el basquetbol, deportes de conjunto, y después algunos lunares que intentarán la proeza.
Las condiciones de desventaja son tales que mientras los rivales de los bolivianos han realizado trabajos de preparación y adaptación a la competencia, los nuestros serán solamente pura garra y arrojo.
En ciclismo, Horacio Gallardo compartirá mañana la línea de salida con los ganadores del Giro de Italia y el Tour de Francia. Es un privilegio, pero sus posibilidades son reducidas; es como mandar a la carrera una modesta ´peta´ frente a un coche Ferrari.
Diferencia en bicicletas, en apoyo, en todo. Los bolivianos hacían esfuerzos por alquilar una camioneta para apoyar a Gallardo. Como su registro fue a última hora, había que sortear estas dificultades. Pagar más de 500 euros por el alquiler del vehículo.
La disputa de las medallas en los Juegos Olímpicos se ha convertido en una lucha desigual. Los dueños del medallero forman parte de la élite que va en procura del éxito. Estos países son pocos en relación al resto, que hace simplemente de coro de acompañamiento.
Estados Unidos versus China se debería llamar a este clásico olímpico. El resto, especialmente los sudamericanos, sin ninguna chance, estará confraternizando en esta fiesta del deporte. En cada Juego Olímpico se marca, de modo dramático, la gran diferencia con los favoritos.
Ojalá que algún día se llegue a crear la serie B en los Juegos, para premiar a los que llegan con pocas opciones y mantienen vivo el espíritu deportivo olímpico. Hay que saber si China supera a Alemania, si Estados Unidos repite el primer lugar en el medallero, que algún fuera de serie regale una presea dorada a Sudamérica. Hay que esperar, simplemente esperar.
Nuestras únicas posibilidades pasan por el fútbol o el basquetbol, deportes de conjunto, y después algunos lunares que intentarán la proeza.
Las condiciones de desventaja son tales que mientras los rivales de los bolivianos han realizado trabajos de preparación y adaptación a la competencia, los nuestros serán solamente pura garra y arrojo.
En ciclismo, Horacio Gallardo compartirá mañana la línea de salida con los ganadores del Giro de Italia y el Tour de Francia. Es un privilegio, pero sus posibilidades son reducidas; es como mandar a la carrera una modesta ´peta´ frente a un coche Ferrari.
Diferencia en bicicletas, en apoyo, en todo. Los bolivianos hacían esfuerzos por alquilar una camioneta para apoyar a Gallardo. Como su registro fue a última hora, había que sortear estas dificultades. Pagar más de 500 euros por el alquiler del vehículo.
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