El periodista boliviano cuenta la grandiosidad de la ceremonia y detalles de cómo se presentaron los deportistas nacionales.
Los Juegos Olímpicos de Beijing 2008 se inauguraron con una imponente ceremonia, que mostró al mundo la riqueza cultural de China y su invalorable aporte al desarrollo del mundo.
Faltando una hora, el estadio estaba lleno. Los 60.207 boletos se habían agotado. En total 91.000 personas estuvieron en el moderno escenario bautizado como Estadio Nacional Olímpico, pero conocido como Nido de Pájaros por la forma de su estructura.
Los chinos apostaron al número 8, es así que a las ocho de la noche, del mes ocho, agosto, del año 2008, se ponía en marcha uno de los eventos mas grandes de la historia.
Con la capacidad de exponer ante el mundo, en apenas una hora, cuánto fue y cuánto es China, un gigante que despierta, los organizadores aprobaron con creces la expectativa.
Una temperatura agobiante, agregada a la humedad cercana al 100 por cien, obligó a los espectadores a consumir casi 200 mil botellas de líquido.
Los chinos, que aportaron a la humanidad con el papel y la pólvora, se lucieron con sendas demostraciones coreográficas, matizadas con un manejo de sonido y luces impecable.
Para la familia olímpica que se movilizó desde las 3 de la tarde era una jornada especial. La Villa se cerró a las 4 y nadie podía ingresar o salir. Los sistemas de seguridad impedían desplazamientos en las proximidades, una decena de helicópteros sobrevolaban la zona.
El ajetreo de los minutos previos, obligaba a los responsables de las delegaciones a salvar detalles en los uniformes.
Los bolivianos tuvieron que esperar 5 horas para desfilar. Como nunca antes había sucedido, la delegación nacional ingresó a las 22.15 locales en el puesto 128 de 294 países. Era evidente la fatiga.
Los Juegos Olímpicos de Beijing 2008 se inauguraron con una imponente ceremonia, que mostró al mundo la riqueza cultural de China y su invalorable aporte al desarrollo del mundo.
Faltando una hora, el estadio estaba lleno. Los 60.207 boletos se habían agotado. En total 91.000 personas estuvieron en el moderno escenario bautizado como Estadio Nacional Olímpico, pero conocido como Nido de Pájaros por la forma de su estructura.
Los chinos apostaron al número 8, es así que a las ocho de la noche, del mes ocho, agosto, del año 2008, se ponía en marcha uno de los eventos mas grandes de la historia.
Con la capacidad de exponer ante el mundo, en apenas una hora, cuánto fue y cuánto es China, un gigante que despierta, los organizadores aprobaron con creces la expectativa.
Una temperatura agobiante, agregada a la humedad cercana al 100 por cien, obligó a los espectadores a consumir casi 200 mil botellas de líquido.
Los chinos, que aportaron a la humanidad con el papel y la pólvora, se lucieron con sendas demostraciones coreográficas, matizadas con un manejo de sonido y luces impecable.
Para la familia olímpica que se movilizó desde las 3 de la tarde era una jornada especial. La Villa se cerró a las 4 y nadie podía ingresar o salir. Los sistemas de seguridad impedían desplazamientos en las proximidades, una decena de helicópteros sobrevolaban la zona.
El ajetreo de los minutos previos, obligaba a los responsables de las delegaciones a salvar detalles en los uniformes.
Los bolivianos tuvieron que esperar 5 horas para desfilar. Como nunca antes había sucedido, la delegación nacional ingresó a las 22.15 locales en el puesto 128 de 294 países. Era evidente la fatiga.
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