Luego de la prueba, el atleta se mostró triste porque no superó su marca. Llegó sexto entre nueve participantes, no clasificó.
Decidido a batir su marca, el boliviano Fadrique Iglesias salió ayer a la pista del estadio nacional Olímpico formando parte de la sexta serie, clasificatoria de los 800 metros.
Era las 19.40 en Beijing cuando se ordenó al grupo de nueve aspirantes a clasificar. Sólo avanzarían los dos mejores. Luego del disparo, Fadrique salió con retraso, en los primeros 200 metros no se desprendió de los líderes, pero después fue difícil mantener el ritmo. Sin embargo, se advertía el deseo de mejorar su posición.
Llegó sexto entre los nueve y se quedó con el deseo de mejorar su marca de 1 minuto 48 segundos y 16 centésimas.
La cara del boliviano lo decía todo, estaba deprimido y triste con su actuación. Un minuto 50 segundos y 3 centésimas marcaba el tablero del estadio. Si puede servir de consuelo, ninguno de los 69 participantes había mejorado su marca personal en esta clasificatoria.
“Es muy difícil en estas carreras de media velocidad, cuando no se arranca muy rápido, marcamos 54 segundos en los primeros 400 metros, tratamos de superar al estadounidense Cristian Smith, pero en los últimos 150 metros se resolvió la prueba. Ellos tienen un final potente y así arrancaron hasta el final. Los últimos 200 metros registré 27 segundos y ellos estuvieron en 25 segundos. Esa fue la diferencia”, explicaba en la zona mixta del estadio.
Ningún esfuerzo es suficiente, cuando la diferencia técnica es grande en estos eventos.
Para Bolivia terminaron los Juegos Olímpicos, como siempre, con más pena que gloria; con más promesas y compromisos. Ojalá que haya alguien que se anime a trabajar, desde ahora, para salir a competir y no para hacer número.
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