Katerine Moreno se moría de cansancio ayer —tras el largo viaje desde Bolivia— al llegar a China, donde competirá en sus cuartos Juegos Olímpicos; pero también se moría de ganas por conocer lo que se ha dado en llamar The Watercube, el Cubo de Agua, el recinto que albergará la natación de Pekín 2008.
Moreno es la más experimentada de los siete deportistas nacionales que estarán en la cita del deporte mundial, y en sus tres Juegos anteriores (Seúl 1988, Sydney 2000 y Atenas 2004), y en todos los mundiales en los que le ha tocado estar, ha visitado escenarios preciosos y nadado en piscinas espectaculares, pero ninguna como el Cubo, cuya estructura se ilumina de noche.
El diseño del colosal recinto consiste en asociar el agua como estructura con la forma cúbica que es primaria o típica en las casas de la República Popular de China.
El Cubo de Agua es el mayor estadio jamás construido en el mundo expresamente para la natación. Su capacidad es de 17.000 espectadores, aunque totalmente lleno con los competidores, delegados y demás invitados, la cabida total se acercará a las 18.000 personas.
“Probablemente necesitaremos que esto se llene para que los participantes no se sientan intimidados o empequeñecidos. Nunca hemos visto una instalación semejante; ni yo, ni los chicos. Entras y dices: ‘Guau, pero dónde estamos’”, se admira Steve Foley, entrenador-jefe de los saltadores británicos.
“Sé lo que le digo; soy australiano, y nuestra gran piscina de los Juegos de Sydney queda muy lejos de ésta, tanto en capacidad como en sensaciones”, agrega Foley, del Instituto Australiano del Deporte, seguidor del Manchester United y finalista olímpico en los Juegos de 1984.
La boliviana Moreno quedará con la boca abierta cuando hoy conozca el precioso recinto que ya abrió sus puertas para albergar los ensayos, algunos de los cuales se hacen con presencia de periodistas y otros, como comúnmente se dice, a puertas cerradas.
Doina Sava, entrenadora-jefe del equipo rumano de natación, el cual ya empezó a practicar en la gran piscina, tiene sus propias opiniones sobre el Cubo. “No marcará grandes diferencias en resultados o récords; no se trata de una piscina especialmente rápida. Todos mis nadadores apuntan a que es demasiado profunda. En el tramo central se nada sobre una profundidad de entre 2,5 y tres metros, y eso parece excesivo para registrar grandes tiempos. Los chinos han querido hacerlo a lo grande”.
Aun así, el Cubo de Agua, que será reformado tras los Juegos para recortarle un tercio de capacidad (¿qué será de todas estas megainstalaciones a partir de septiembre?), será un hogar futurista para duelos como los de Manaudou y Potec. Pero sus aguas profundas ya se agitan ante la llegada del huésped más esperado, su “tiburón” o escualo predilecto, que ahora prepara la caza en aguas de Singapur: un tal Michael Phelps.
Dos bolivianos
Nadarán en el espectacular Cubo de Agua. Miguel Ángel Navarro, el martes 12, en los 100 metros estilo libre, y Katerine Moreno, el viernes 15, en los 50 metros libres.
17.000 Espectadores pueden caber en el Cubo de Agua de Pekín. Según estimaciones, la cifra puede subir a 18.000 con nadadores, delegados y demás invitados.
La frase
Nunca hemos visto una instalación semejante; ni yo, ni los chicos. Entras y dices: ‘Guau, pero dónde estamos’”
Steve Foley
Entrenador británico
Clavadistas mexicanos quieren dar pelea a los chinos
Los clavadistas mexicanos Yahel Castillo, Jashia Luna y Germán Sánchez fueron ayer los primeros de su selección en entrenar en el olímpico Cubo de Agua, donde México echará el resto para hacerse con alguna de las cotizadas y difíciles medallas.
Desde el trampolín de tres metros, Castillo, quien a sus 21 años participa por primera vez en unos Juegos Olímpicos, es una de las principales cartas mexicanas, aunque él cree que las cosas están difíciles pese a contar en su haber con el clavado más difícil de todos los competidores.
“Yo no estoy viendo las medallas, lo que quiero es ir haciendo mi historia”, dijo a Efe tras su primera sesión de entrenamiento el saltador, quien reconoció no obstante que “es bonito” que la gente piense que pueda colgarse una presea.
Pero, subrayó, “la competencia está muy difícil” con los chinos Qin Kai y He Chong, quienes disputan sus primeros JJOO, pero también con veteranos maestros como el canadiense Alexander Despatie y el ruso Dmitri Sautin, con quienes Castillo se siente “orgulloso” de competir. Sobre su salto de 3,9 de dificultad, un inverso carpado con dos mortales y medio y dos tirabuzones y medio, aseguró que “parece que lo voy a tirar”, al igual que hiciera en febrero en esta misma piscina durante la disputa de la Copa del Mundo, en la que se hizo con el bronce.
México llega a estos JJOO con siete clavadistas de alto nivel y pese a que la potente China aspira a colgarse los ocho oros olímpicos en disputa, la presión de “jugar en casa” podría volverse en su contra, coincidió Castillo.
Moreno es la más experimentada de los siete deportistas nacionales que estarán en la cita del deporte mundial, y en sus tres Juegos anteriores (Seúl 1988, Sydney 2000 y Atenas 2004), y en todos los mundiales en los que le ha tocado estar, ha visitado escenarios preciosos y nadado en piscinas espectaculares, pero ninguna como el Cubo, cuya estructura se ilumina de noche.
El diseño del colosal recinto consiste en asociar el agua como estructura con la forma cúbica que es primaria o típica en las casas de la República Popular de China.
El Cubo de Agua es el mayor estadio jamás construido en el mundo expresamente para la natación. Su capacidad es de 17.000 espectadores, aunque totalmente lleno con los competidores, delegados y demás invitados, la cabida total se acercará a las 18.000 personas.
“Probablemente necesitaremos que esto se llene para que los participantes no se sientan intimidados o empequeñecidos. Nunca hemos visto una instalación semejante; ni yo, ni los chicos. Entras y dices: ‘Guau, pero dónde estamos’”, se admira Steve Foley, entrenador-jefe de los saltadores británicos.
“Sé lo que le digo; soy australiano, y nuestra gran piscina de los Juegos de Sydney queda muy lejos de ésta, tanto en capacidad como en sensaciones”, agrega Foley, del Instituto Australiano del Deporte, seguidor del Manchester United y finalista olímpico en los Juegos de 1984.
La boliviana Moreno quedará con la boca abierta cuando hoy conozca el precioso recinto que ya abrió sus puertas para albergar los ensayos, algunos de los cuales se hacen con presencia de periodistas y otros, como comúnmente se dice, a puertas cerradas.
Doina Sava, entrenadora-jefe del equipo rumano de natación, el cual ya empezó a practicar en la gran piscina, tiene sus propias opiniones sobre el Cubo. “No marcará grandes diferencias en resultados o récords; no se trata de una piscina especialmente rápida. Todos mis nadadores apuntan a que es demasiado profunda. En el tramo central se nada sobre una profundidad de entre 2,5 y tres metros, y eso parece excesivo para registrar grandes tiempos. Los chinos han querido hacerlo a lo grande”.
Aun así, el Cubo de Agua, que será reformado tras los Juegos para recortarle un tercio de capacidad (¿qué será de todas estas megainstalaciones a partir de septiembre?), será un hogar futurista para duelos como los de Manaudou y Potec. Pero sus aguas profundas ya se agitan ante la llegada del huésped más esperado, su “tiburón” o escualo predilecto, que ahora prepara la caza en aguas de Singapur: un tal Michael Phelps.
Dos bolivianos
Nadarán en el espectacular Cubo de Agua. Miguel Ángel Navarro, el martes 12, en los 100 metros estilo libre, y Katerine Moreno, el viernes 15, en los 50 metros libres.
17.000 Espectadores pueden caber en el Cubo de Agua de Pekín. Según estimaciones, la cifra puede subir a 18.000 con nadadores, delegados y demás invitados.
La frase
Nunca hemos visto una instalación semejante; ni yo, ni los chicos. Entras y dices: ‘Guau, pero dónde estamos’”
Steve Foley
Entrenador británico
Clavadistas mexicanos quieren dar pelea a los chinos
Los clavadistas mexicanos Yahel Castillo, Jashia Luna y Germán Sánchez fueron ayer los primeros de su selección en entrenar en el olímpico Cubo de Agua, donde México echará el resto para hacerse con alguna de las cotizadas y difíciles medallas.
Desde el trampolín de tres metros, Castillo, quien a sus 21 años participa por primera vez en unos Juegos Olímpicos, es una de las principales cartas mexicanas, aunque él cree que las cosas están difíciles pese a contar en su haber con el clavado más difícil de todos los competidores.
“Yo no estoy viendo las medallas, lo que quiero es ir haciendo mi historia”, dijo a Efe tras su primera sesión de entrenamiento el saltador, quien reconoció no obstante que “es bonito” que la gente piense que pueda colgarse una presea.
Pero, subrayó, “la competencia está muy difícil” con los chinos Qin Kai y He Chong, quienes disputan sus primeros JJOO, pero también con veteranos maestros como el canadiense Alexander Despatie y el ruso Dmitri Sautin, con quienes Castillo se siente “orgulloso” de competir. Sobre su salto de 3,9 de dificultad, un inverso carpado con dos mortales y medio y dos tirabuzones y medio, aseguró que “parece que lo voy a tirar”, al igual que hiciera en febrero en esta misma piscina durante la disputa de la Copa del Mundo, en la que se hizo con el bronce.
México llega a estos JJOO con siete clavadistas de alto nivel y pese a que la potente China aspira a colgarse los ocho oros olímpicos en disputa, la presión de “jugar en casa” podría volverse en su contra, coincidió Castillo.
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