Jugar básquetbol, tenis, tenis de mesa, fútbol o practicar atletismo o natación, entre otras disciplinas, es posible para personas con discapacidad a pesar de sus limitaciones físicas. Si bien para ellas, que prefieren ser llamadas personas con capacidades especiales, las dificultades son mayores en comparación con el resto, son una parte importante del deporte.
En Bolivia la entidad que aglutina esta práctica es la Federación Boliviana del Deporte Integrado, que cuenta con sus asociaciones afiliadas en todo el país y adopta casi todas las disciplinas deportivas de este ámbito.
Los campeonatos nacionales incluyen en sus programaciones con mayor asiduidad el básquetbol, tenis y atletismo con pruebas de velocidad, también impulsión de la bala, disco, entre otros, todo sobre silla de ruedas; además de la natación.
Camilo Bianchi, quien además de deportista es periodista deportivo, y su esposa Patricia Orellana, están en La Paz desde hace unos días. Llegaron desde Cobija, Pando, acompañando las movilizaciones de personas con discapacidad que demandan del Gobierno el pago de un bono mensual de 500 bolivianos.
Junto a otras personas del sector, viven estos días con su pequeña hija Mirna, de dos años, en unas carpas que fueron instaladas en el atrio del templo de San Francisco.
Bianchi admite que hacer deporte en silla de ruedas no solo significa un doble esfuerzo que hacerlo de manera normal, “sino es un múltiple esfuerzo”. Razones no le faltan: cuenta, por ejemplo, que los aros en el básquetbol se ubican igual a 3,05 metros de altura “y nosotros sentados en una silla de ruedas llegamos a 1,10 o 1,20 metros, entonces tenemos que lanzar más alto, con más fuerza y tener un mayor cálculo”.
Eso no es todo, “porque normalmente el básquet se juega con las piernas y haciendo rebotar la pelota; pero en nuestro caso tenemos que preocuparnos, además de utilizar las manos para hacer rebotar el balón, también utilizarlas para mover las sillas, bloquear, preocuparnos de no golpear otra silla para no desestabilizar al rival”.
Cuando juegan al voleibol no usan las sillas de ruedas, sino lo hacen sentados en el piso y desde ahí se encargan de realizar las recepciones y los pases, para lo que hay que tener mucha precisión y hacer pasar la red, “entonces es mucho más complicado”.
Patricia, su pareja y quien ayer estuvo de cumpleaños, es la presidenta de la Asociación Municipal del Deporte Integrado de Pando. Ella coincide en que son muchas las dificultades “porque no solamente tenemos que pensar en la pelota, sino en la silla y mover ambas; a veces la práctica se dificulta mucho más porque no contamos con los implementos necesarios y tampoco tenemos apoyo económico, pero nos damos maneras para poder hacer deporte, que es lo que nos gusta”.
En el último campeonato nacional llevado a cabo en La Paz hace dos años (2014), Pando participó por primera vez y Patricia fue una de las destacadas de la delegación: ganó medallas de oro en 1.500 y 800 metros en el atletismo, y plata en lanzamiento de la jabalina, entre otros logros.
Camilo concluye con que “hacer deporte integrado es fascinante, espectacular, aunque se le da poca importancia. Nosotros nos damos las maneras para hacer absolutamente todo, por eso no utilizamos el término de discapacitados, sino queremos ponerle el nombre de personas con capacidades especiales, porque son especiales”; además añade que él tiene un lema de vida: “El no puedo, no existe”.
Una incidencia de un Nacional de básquetbol en La Paz.
Para los torneos nacionales se preparan dos meses antes
Marcos Bonilla
Para participar en campeonatos nacionales del deporte integrado, Patricia Orellana cuenta que la preparación, sin importar la disciplina, se realiza aproximadamente dos meses antes.
Para llegar bien preparados generalmente trabajan tres días a la semana, tanto de día como de noche. Tratan de no descuidar ningún detalle en todos los aspectos, desde el físico pasando por el tema técnico, movimientos con las sillas y también temas que tienen que ver con los reglamentos. “Los trabajos son exigentes para que lleguemos lo más ágiles que podamos a la cita”.
Como no existen recursos se contratan profesores “que los tenemos que pagar con nuestros propios medios. Hace un tiempo quisimos ingresar un POA (Plan Operativo Anual), pero nos dijeron que no hay recursos”.
Por ahora y mientras se solucionan los conflictos sociales por los que atraviesa su sector, no existe ninguna competencia en el ámbito nacional. “El 15 de este mes teníamos que participar en un nacional de básquetbol, pero por los motivos de la marcha optamos por acoplarnos a la caravana y lo tuvimos que suspender”.
La Federación Boliviana del Deporte Integrado programó para octubre un campeonato nacional de atletismo en pista, aún sin sede segura; con ello se reanudará la actividad en el país. “Para entonces seguramente ya habremos llegado a un acuerdo con el Gobierno y vamos a estar participando”.
Deportes extremos no están al margen
Marcos Bonilla
Aunque en el país no se practican los deportes extremos en silla de ruedas, Camilo Bianchi cuenta que en el ámbito mundial son frecuentes y espectaculares, por eso ellos, las personas con capacidades especiales, no tienen límites. “Las personas que están en silla de ruedas y no tienen actividad están destinadas a morirse”.
Cuenta que existe, por ejemplo, el paracaidismo y el esquí en silla de ruedas, también los saltos en rampas especiales, así como un deporte muy similar al skateboarding, pero en silla de ruedas con similares dificultades. “Se hacen todos los deportes que uno se pueda imaginar”.
Asimismo, en Suiza vive un jugador de tenis de mesa que no tiene brazos ni piernas, se pone la raqueta en la boca y logra jugar, “y no hay quién le gane, es un señor tenismesista”.
Lo último que conoce es que en España “existen toreros en silla de ruedas”.
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