“El fútbol es un juego de caballeros jugado por villanos y el rugby es un juego de villanos jugado por caballeros”, dice un conocido dicho británico para describir en que consiste el rugby, un deporte que poco a poco empieza a hacer su propia historia en el deporte boliviano.
El rugby es una disciplina que nace a mediados del siglo XIX, cuando el fútbol y el rugby se separaron. Dentro la historia del rugby existe la leyenda de William Webb Ellis a quien se le adjudica haber levantado por primera vez una pelota de fútbol y haber corrido con ella el campo de juego, para dar inicio a una nueva disciplina.
Para un espectador del rugby es difícil ver los principios rectores de un juego, que aparece como un conjunto de contradicciones y tiene un juego en apariencia brusco. Por ejemplo una de las reglas señala que “es perfectamente aceptable la acción de ejercer extrema presión física sobre un oponente en un intento de obtener la posesión de la pelota, pero no para lastimar voluntaria o maliciosamente”.
Dentro de estos límites es que se maneja el código de conducta del rugby, donde el respeto por las reglas es lo que caracteriza a este deporte.
A diferencia del fútbol y otros deportes, en el rugby las decisiones del árbitro rara vez son discutidas por los jugadores.
Aunque en los partidos internacionales entre selecciones y en muchos de los campeonatos europeos como el Top 14 se puede recurrir, a solicitud del árbitro principal, a la repetición en vídeo de las jugadas producidas dentro del in-goal en caso de duda. La revisión de estas jugadas está a cargo de un cuarto árbitro llamado TMO (Television Match Official), aunque la decisión final siempre corresponde al árbitro principal.
Otra de las características del rugby es el fomento a la sociabilidad, en el denominado tercer tiempo, que consiste en una reunión cordial entre compañeros de equipos y oponentes después de los partidos. En ella también participan los árbitros, entrenadores y parte del público, para hablar acerca del partido.
Es esta obediencia a la disciplina, control y respeto mutuo entre los equipos, que hace atractivo al rugby, que casi siempre se juega conforme a las reglas y leyes, en medio de una exigencia física. Pero la responsabilidad de asegurar que esto ocurra no reside en un solo individuo: involucra a entrenadores, capitanes, jugadores y árbitros. Estas son las cualidades que forjan la camaradería y el sentido de juego limpio, esencial para el prolongado éxito y supervivencia del juego.
El objeto del juego es que dos equipos de quince jugadores cada uno (variantes de 10 y 7) porten, pasen, pateen y apoyen la pelota para marcar la mayor cantidad de puntos posibles. El campo de juego tiene forma rectangular y es de césped (aunque puede ser de arena, tierra, nieve o césped artificial, pero nunca asfalto o cemento). Sus medidas son de un máximo de 100 metros de largo y 70 de ancho. Al campo de juego se le suman dos áreas, la zona de marca (o in-goal), en cada uno de los extremos, de no más de 22 metros cada una, destinada a apoyar la pelota para obtener el try o “ensayo”, principal anotación del juego.
En los dos extremos del campo, en el centro de la línea de marca, se encuentran instalados dos postes separados entre sí por 5,6 metros y unidos por un travesaño situado a 3 metros de altura. Los postes deben tener un mínimo de 3,4 metros de alto, lo que le da al conjunto de los tres palos una forma de H.
La pelota o balón es de forma ovalada, está construida con cuatro gajos de cuero o material sintético parecido y pesa algo menos de medio kilo. Los partidos, en la modalidad de quince jugadores, duran ochenta minutos, divididos en dos tiempos iguales, en la modalidad de seven o siete el partido dura siete minutos por lado, 14 en total. En las finales puede durar 10 por lado.
Una de las características claves del rugby es la disputa por la posesión del balón, luchas que suceden a lo largo de todo el partido y en formas diferentes. Estas disputas están balanceadas de modo tal que permite premiar las destrezas superiores desplegadas en la acción precedente
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