El sábado en la noche, segundos después de saber que la sentencia estaba echada a favor del boliviano Marcos Vásquez encima del cuadrilátero, todos se acercaron a él para rendirle una suerte de culto. Querían endiosar a aquel hombre que provocó el inflamiento del pecho de los bolivianos con su osadía, que se sintetizó en dos rounds, el consecuente KO (knock out) y la emoción exacerbada de un chileno que se subió al ring y lo abrazó para, quizás, devolverle con ese gesto algo de lo mucho que Marcos brindó con su pelea y su entrega. Allí no hubo lugar alguno para las diferencias políticas. La hermandad de dos pueblos (Bolivia y Chile) quedó reflejada en aquel momento exquisito.
Mermó la algarabía de la victoria de Marcos ante el argentino Gonzalo el Toro Arredondo, por el título sudamericano Pro (profesional). No es noticia que Bolivia tiene a su rey continental en muay thai desde hace dos días. Sin embargo, lo que quedó detrás de bambalinas fue lo siguiente: el nuestro peleó con lesiones.
Sí. El boliviano se plantó con temple en el escenario de combate con vestigios importantes de dolor en la canilla y la costilla, según contó el presidente de la Asociación de Kickboxing, Full Contact y Muay Thai de Cochabamba, Erick Vásquez.
No estuvo al 100 por ciento . Sin embargo, el porcentaje incierto con el que combatió fue, sin dudas, superior al del Toro, que, en su haber, cuenta con 26 peleas profesionales en el mundo.
Y Marcos tiró por el suelo todo aquel estante de victorias con el que el visitante intentó dar continuidad a su predominio continental, pues era el dueño del título.
Los detalles técnicos de la pelea son sabidos: en el primer round, ambos estuvieron parejos y se limitaron a analizarse. En el segundo, la estrategia del local fue cumplida a rajatabla. La idea de liquidar al rival por KO antes del quinto asalto se dio y la victoria llegó en la segunda entrada. Salió perfecto el plan. No solo el mundo del muay thai y el kick boxing se está haciendo eco de la conquista. También los argentinos, chilenos y peruanos comienzan a elevar la voz para hablar de él. “Lo felicitan y lo quieren llevar”, comentó el titular de la Asociación.
Según el dirigente Vásquez, hace dos semanas y media, el campeón fue a Tailandia para competir. No debía hacerlo porque ya estaba pactada su pelea en la Llajta. No obstante, la necesidad se abrió paso. “No tenía plata para comer. Tuvo que pelear para ganarse dinero”.
De aquí en más, las puertas internacionales se abren con mucha fuerza para Marcos, quien tendrá algo más de cuatro meses para entrenar de cara al Super Muay Thai, en Tailandia, el evento más importante del mundo. Habrá que hacer “vacas” y kermés para juntar los 2.500 dólares que requerirá para el viaje. Todo suma para el campeón.
Por dos
Marcos Vásquez sumó su segundo título sudamericano. Él ya era campeón en la categoría Junior.
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