La Paz, 21 dic (AFP) - El fútbol, rey de los deportes en Bolivia, cerró 2009 con la frustración de no haber clasificado al Mundial de Sudáfrica-2010 y con la asignatura pendiente de renovarse tras una saga de fracasos, sólo interrumpida por un campeonato Sudamericano en 1963 y la asistencia a Estados Unidos-1994.
A la decepcionante actuación del seleccionado de fútbol -penúltimo en la fase clasificatoria al ecuménico africano- se sumó una deslucida organización de los XVI Juegos Deportivos Bolivarianos, en noviembre en cuatro ciudades bolivianas y con Sucre como ipicentro.
Algunas disciplinas compitieron asimismo en ciudades de Perú y Ecuador.
Los XVI Juegos Deportivos Bolivarianos se disputaron en cuatro ciudades bolivianas y en otras tantas de Perú y Ecuador.
Sólo la esforzada actuación de los deportistas salvó el espectáculo en unos Juegos que están condenados a perecer, si no se efectúa un urgente replanteo de objetivos y alcances.
La eliminación de Bolivia del Mundial fue no por habitual menos dolorosa.
El balance del equipo dirigido durante tres años por el bisoño técnico Erwin Sánchez -blanco de todas las críticas- no puede ser más adverso: 11 partidos perdidos, 3 empatados y apenas 4 ganados en eliminatorias, con un total de 22 goles a favor y 36 en contra.
Las únicas excepciones relevantes son los triunfos de local en eliminatoria por goleada frente a Argentina (6-1) y con cierta holgura ante Brasil (2-1).
De los 33 partidos jugados en total en la 'era' Sánchez, el plantel verde -anodino y mediocre hasta el aburrimiento- apenas ganó 9, la mayoría en amistosos, mientras no logró ni un sólo triunfo en los tres juegos por la Copa América de Venezuela-2007.
Sin embargo, el fracaso del seleccionado verde no es atribuible únicamente a la falta de pericia de Sánchez, a la luz de la seguidilla de adversidades que soporta el fútbol boliviano desde su clasificación al Mundial de EEUU-1994, la única que alcanzó a lo largo de su historia.
Paradójicamente, el mayor alegato contra el fútbol boliviano y sus estructuras provino de los propios jugadores, con un importante aplauso de los medios, especialmente audiovisuales.
"El fútbol boliviano se encuentra en una profunda crisis", alertó a fines de septiembre el colectivo denominado Futbolistas Agremiados de Bolivia (Fabol) y su posición provocó un temblor en las estructuras del deporte nacional.
Según los diagnósticos, Bolivia no avanza ni se consolida, porque tres entidades, casi autónomas, dirigen el fútbol de este país, en una estructura que no se ve en ningún otro lugar de Sudamérica ni del mundo.
La Liga del Fútbol Profesional Boliviano organiza y administra el torneo profesional, la Asociación Nacional los torneos no profesionales y la Federación (FBF) pasa a ser prácticamente el vínculo administrativo con la Confederación Sudamericana, y maneja a medias las selecciones nacionales.
Ante la gravedad del asunto, el presidente Evo Morales -un apasionado del fútbol y abanderado en los esfuerzos por revertir el veto de la FIFA al juego en la altura de La Paz-, planteó la estatización del deporte-rey.
El debate de este tema fue trasladado hasta marzo de 2010, pero según todas las señales se harán cambios para no cambiar nada; es decir, las estructuras de poder se mantendrán incólumes.
En cuanto a los XVI Juegos Deportivos Bolivarianos estos pasaron rápidamente al olvido como un mal sueño.
La dirigencia boliviana tuvo una actuación deplorable en estos Juegos, no sólo en la organización, sino porque sus atletas no recibieron viáticos por descuido de las autoridades y, en muchos casos, tampoco uniformes deportivos.
Los bolivianos -penúltimos en el cuadro de medallas- sólo cosecharon 15 preseas de oro, 19 de plata y 72 de bronce.
Venezuela se coronó campeón de la cita por décimotercera vez con un impresionante palmarés de 199 medallas de oro, 164 de plata y 86 de bronce, para un total 449 preseas.
A la decepcionante actuación del seleccionado de fútbol -penúltimo en la fase clasificatoria al ecuménico africano- se sumó una deslucida organización de los XVI Juegos Deportivos Bolivarianos, en noviembre en cuatro ciudades bolivianas y con Sucre como ipicentro.
Algunas disciplinas compitieron asimismo en ciudades de Perú y Ecuador.
Los XVI Juegos Deportivos Bolivarianos se disputaron en cuatro ciudades bolivianas y en otras tantas de Perú y Ecuador.
Sólo la esforzada actuación de los deportistas salvó el espectáculo en unos Juegos que están condenados a perecer, si no se efectúa un urgente replanteo de objetivos y alcances.
La eliminación de Bolivia del Mundial fue no por habitual menos dolorosa.
El balance del equipo dirigido durante tres años por el bisoño técnico Erwin Sánchez -blanco de todas las críticas- no puede ser más adverso: 11 partidos perdidos, 3 empatados y apenas 4 ganados en eliminatorias, con un total de 22 goles a favor y 36 en contra.
Las únicas excepciones relevantes son los triunfos de local en eliminatoria por goleada frente a Argentina (6-1) y con cierta holgura ante Brasil (2-1).
De los 33 partidos jugados en total en la 'era' Sánchez, el plantel verde -anodino y mediocre hasta el aburrimiento- apenas ganó 9, la mayoría en amistosos, mientras no logró ni un sólo triunfo en los tres juegos por la Copa América de Venezuela-2007.
Sin embargo, el fracaso del seleccionado verde no es atribuible únicamente a la falta de pericia de Sánchez, a la luz de la seguidilla de adversidades que soporta el fútbol boliviano desde su clasificación al Mundial de EEUU-1994, la única que alcanzó a lo largo de su historia.
Paradójicamente, el mayor alegato contra el fútbol boliviano y sus estructuras provino de los propios jugadores, con un importante aplauso de los medios, especialmente audiovisuales.
"El fútbol boliviano se encuentra en una profunda crisis", alertó a fines de septiembre el colectivo denominado Futbolistas Agremiados de Bolivia (Fabol) y su posición provocó un temblor en las estructuras del deporte nacional.
Según los diagnósticos, Bolivia no avanza ni se consolida, porque tres entidades, casi autónomas, dirigen el fútbol de este país, en una estructura que no se ve en ningún otro lugar de Sudamérica ni del mundo.
La Liga del Fútbol Profesional Boliviano organiza y administra el torneo profesional, la Asociación Nacional los torneos no profesionales y la Federación (FBF) pasa a ser prácticamente el vínculo administrativo con la Confederación Sudamericana, y maneja a medias las selecciones nacionales.
Ante la gravedad del asunto, el presidente Evo Morales -un apasionado del fútbol y abanderado en los esfuerzos por revertir el veto de la FIFA al juego en la altura de La Paz-, planteó la estatización del deporte-rey.
El debate de este tema fue trasladado hasta marzo de 2010, pero según todas las señales se harán cambios para no cambiar nada; es decir, las estructuras de poder se mantendrán incólumes.
En cuanto a los XVI Juegos Deportivos Bolivarianos estos pasaron rápidamente al olvido como un mal sueño.
La dirigencia boliviana tuvo una actuación deplorable en estos Juegos, no sólo en la organización, sino porque sus atletas no recibieron viáticos por descuido de las autoridades y, en muchos casos, tampoco uniformes deportivos.
Los bolivianos -penúltimos en el cuadro de medallas- sólo cosecharon 15 preseas de oro, 19 de plata y 72 de bronce.
Venezuela se coronó campeón de la cita por décimotercera vez con un impresionante palmarés de 199 medallas de oro, 164 de plata y 86 de bronce, para un total 449 preseas.
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