Bernardo Guarachi ha ascendido y hecho cumbre en el nevado Illimani 192 veces. Nadie ha subido y bajado tanto como él. En cualquier momento llegará a las 200. Y si bien sabe cómo hacerlo, nunca da un paso hacia adelante sin encomendarse primero a Dios: “Le ruego que me proteja y me permita volver sano y salvo”. Como todo buen alpinista le tiene un respeto enorme a la montaña.
A sus 63 años, este héroe boliviano de la montaña admite que está en la parte final de su carrera y calcula que le quedan fuerzas para en los próximos dos años intentar lograr lo que pocos han conseguido: hacer cumbre en las siete cimas del mundo (Seven Summits). Cumplidos los 65 piensa retirarse.
Ya hizo tres y le faltan cuatro. La más difícil de todas fue llegar a los 8.848 metros del Everest (Nepal), lo logró en 1998 en su segundo intento. Antes estuvo en el Aconcagua (Argentina, 6.959 metros de altura), en 1985 —donde subió más de una vez— y en 2000 coronó el McKinley (Alaska, Polo Norte, a 6.200 metros).
Ahora está por viajar (la partida será la próxima semana) a Tanzania, en África, y su meta es escalar antes de que acabe noviembre (cree que serán suficientes cinco días) la montaña Kilimanjaro (5.895 metros de altura). Logró reunir —con su trabajo como guía en la montaña y “con algunas otras cositas que hago”— los 7.000 dólares que son necesarios para efectuar la incursión.
Ese monto no es nada comparado con los 42.000 dólares que necesita para ir a Indonesia (Pirámide Casrstensz, 4.883 metros), entre el sudeste asiático y Oceanía, donde solo la inscripción cuesta como para un Dakar, unos 20.000 dólares. Con apoyo público y privado espera lograrlo, lo mismo que ascender al Vinsón (Antártica, Polo Sur, 5.140 m) y Elbrus (Rusia, 5.642 m).
“En todos los ascensos que hice, y están registrados como récords, no solo aparece el nombre de Bernardo Guarachi, sino también y sobre todo el de Bolivia, y nuestra bandera está en lo más alto. Lo hago por nuestra patria”.
No hay ningún boliviano como él: apasionado por la montaña, aunque la muerte esté cerca.
Hizo cumbre con su hijo Eliot
Himalaya
Bernardo Guarachi y su hijo Eliot alcanzaron en 2011 la cima el Cho Oyu (8.201 msnm), una de las cumbres más altas del planeta que está ubicada en la cordillera del Himalaya.
Van 41 años
Desde que en 1974 empezó en el alpinismo, todavía sin saber cuál era su trabajo, han pasado 41 años. Guarachi cree que tiene dos años más para escalar montañas.
Su historia en el alpinismo se inició en 1974, en El Prado
Pocos saben que Bernardo Guarachi vivió gran parte de su niñez y juventud en Arica, Chile. En 1974 la dictadura de Augusto Pinochet hizo escapar a mucha gente y él pensó: “A dónde voy”. Lo mejor era regresar a Bolivia. Agarró lo que tenía y se vino.
“Había que vivir de algo. Un día me recomendaron ir a una oficina ubicada en El Prado a buscar a un señor español. Me lo presentaron, me vio y dijo: ‘Está bien’, y me contrató. Yo no sabía cuál era el trabajo. Luego me fui dando cuenta. Un día fuimos al aeropuerto a esperar a unos europeos, eran alpinistas, ahí comenzó todo. Empecé de abajo y cada vez me gustó más y más”.
Uno de esos extranjeros le ayudó tiempo después para que fuera a Alemania, donde estudió alpinismo. Desde entonces se convirtió en el más grande de su rubro en Bolivia y uno de los mejores en Sudamérica.
En su trayectoria hubo un episodio que lo marcó: el 1 de enero de 1985 un avión de la línea norteamericana Eastern se estrelló en el Illimani. A pedido del Cónsul de Estados Unidos, que era su amigo, él y dos ayudantes iniciaron el ascenso al nevado: “Lo único que yo quería, desde el lado humano, era llegar al lugar para ver si había sobrevivientes”. No vio a nadie, solo rescató pequeños restos de la aeronave que había caído para siempre.
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