Bolivia apostó por el raquetbol, la natación, tiro deportivo y el atletismo, siendo la primera la que permitió al país registrar dos nuevas preseas dentro del histórico medallero de los Juegos Panamericanos. Las deportistas pasan a la historia y se suman al taekwondista William Arancibia, ganador de la plata en La Habana 1999; el ciclista Benjamín Martínez y las raquetbolistas Lizbeth Santos y Ana Núñez, quienes obtuvieron el bronce en Santo Domingo 2003.
La preparación y el viaje se desarrollaron en medio de dificultades originadas por el accionar de los dirigentes de las federaciones y su diferencia con el presidente del Comité Olímpico Boliviano (COB), Edgar Claure. Desde hace varios meses surgieron acusaciones de malos manejos económicos y administrativos de un lado hacia el otro, y viceversa, mientras los deportistas por su lado trataban de llegar en las mejores condiciones. Al final los resultados se encargaron de colocar al deporte boliviano en el puesto en el que ahora está.
Por el cargo de Jefe de Misión de Bolivia pasaron cuatro dirigentes: Álvaro Guzmán (tenis), Javier Mejía (tenis de mesa), Kjarol Herrera (kárate) y Mohamed Bazbazat (tiro deportivo), éste último fue designado a falta de días para emprender del viaje a Guadalajara lo que demostró una falta de organización dentro del Comité, que sobre la marcha solucionó problemas como la obtención de la visa. La delegación estaba formada por 55 personas de las cuales 37 eran deportistas.
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