02 abril 2012

Ciclistas , La aventura de ‘domar’ el peligro en las vías

Cada día más personas toman la decisión de montarse a una bicicleta para EMPLEARLA COMO MEDIO ALTERNATIVO DE TRANSPORTE URBANO. PERO SON POCAS LAS CIUDADES AMABLES CON LOS CICLISTAS. Alrededor del mundo hay movimientos que buscan hacer respetar su derecho al uso de las vías. En Santa Cruz hay varios pedaleros activos



Antes de partir cada mañana, observa la carretera al norte y el frenético paso de los vehículos le provoca temor por unos segundos; luego se asegura el casco, revisa las ruedas y monta su bicicleta. Así se entrega a una carrera de 40 minutos que son los que emplea para llegar a su trabajo. Durante ese tiempo se pone en alerta máxima porque sabe que cualquier descuido puede ser fatal. Elige la berma de la carretera para pedalear y prefiere el centro de la ciudad para cruzar hasta la parte sur; porque en el segundo anillo los carros van a mucha velocidad.
Esta es la rutina de Rodrigo Urzagasti, fotógrafo, que hace un año decidió dejar de conducir su auto porque el caos vehicular lo enfurecía y estresaba.
La opción de Rodrigo no es aislada, aunque todavía se trata de una minoría en Santa Cruz, pues cada vez hay más personas que eligen usar la bicicleta como medio de transporte.
Miguel Molina, que es diseñador gráfico y teatrero, se movilizó en bici durante tres años y dejó de hacerlo porque se la robaron. Observa que en la ciudad no existe seguridad para los ciclistas.

UNA DECISIÓN ARRIESGADA
Lanzarse en bicicleta en Santa Cruz de la Sierra no es una aventura que pocos emprendan. Hay personas que manejan la bici por su barrio, pero temen ingresar a las avenidas, anillos o carreteras.
Carmen Rosa Montero demuestra un gran amor por las bicicletas. Orgullosa, expone una antigua Hércules que fue de su padre, Neptalí Montero, y en la que ella y sus hermanos aprendieron a manejar. Carmen Rosa monta desde hace más de 30 años una Caloi. En su barrio, que está en la radial 26 y cuarto anillo, es popular entre los vecinos, que la miran pasar todos los días en su bicicleta. Sus incursiones por la ciudad no son muy avanzadas. Hace compras, paga servicios y otro tipo de diligencias, que no requieren largos tramos. Cuenta que se animó a recorrer una parte del tercer anillo, pero cruzando a pie las avenidas, porque los conductores no respetan a los ciclistas y la infraestructura de la ciudad no ofrece ninguna garantía para ellos.

PEDALEAR EN GRUPO
Una iniciativa que crece es la de pedalear en grupo y aquí hay más de una experiencia para contar.
Una de ellas es la de Los Pedaleros del Urubó, que empezaron dando paseos de fin de semana por esa zona que pertenece a Porongo y hoy aglutinan a personas de todas las edades.
Otro es el grupo que impulsa Gina Muñoz, una ciclista que trabaja para que en Santa Cruz más personas se sumen al movimiento mundial Masa Crítica. La primera versión cruceña tuvo ocho personas, pero en la segunda, que fue el 3 de marzo, la respuesta de los ciclistas fue mayor, sumaron más de 30. El siguiente reto fue reunir más de 40 personas para pedalear desde La Siberia hasta Samaipata.

DERECHO DE USO DE VÍA
“Estamos en más desventaja que los peatones y eso en Santa Cruz tiene mucho significado, pues pareciera que la ciudad no está pensada para ellos”, asegura Nair Ramírez, una joven que desde hace un año se moviliza en bici y solo usa el transporte público en algunas ocasiones.
“La bici es inofensiva, no contamina, no hace ruido, no ocupa mucho espacio, por eso mismo es totalmente ignorada y lo que buscamos es que se la visibilice”, afirma Marcelo Castro, coordinador del Verdadero Plan B, un movimiento que propone el uso de las bicicletas como una respuesta al caos vehicular de la ciudad.
Marcelo detalla que en 2008 tomó conciencia de la necesidad de pedalear y desde entonces tiene una perspectiva diferente de la ciudad.
Nair precisa que manejar bici le ha permitido ir por nuevas rutas y también hacer nuevos amigos.
“Cuando pedaleas te das cuenta de que la ciudad está mal hecha, que hay basura por todas partes, las áreas verdes están descuidadas, hay vidrios rotos regados en las plazuelas, las aceras están desniveladas y otras destruidas”, describe Marcelo. Él cree que la solución no está en hacer espacios exclusivos para los pedaleros, sino que el tráfico se ordene y que los conductores aprendan a respetar las normas de tránsito, incluyendo a las bicicletas como otro medio de transporte.
“Al salir a las calles estamos luchando por nuestro derecho al uso de la vía”, manifiesta.

RECONOCIDOS POR LA LEY
La bicicleta está considerada como un medio de transporte, según el Código de Tránsito boliviano. El jefe de la división de Servicio Público de la Policía, Herlan Monasterios, considera que en los últimos años se ha visto un aumento de bicis y motocicletas como medio alternativo, pero que se dan muchas infracciones.
Algunos ciclistas desconocen que tienen que respetar los semáforos, manejar en la misma dirección que los vehículos, que deben usar casco y mantener su derecha.
Manejar como antes, cuando la ciudad tenía un parque automotor reducido es todo un peligro y esto se refleja en los numerosos hechos de tránsito en los que están involucrados ciclistas. El más reciente ocurrió el domingo 18 de marzo, en la doble vía a La Guardia, allí un pedalero perdió la vida al ser arrastrado por un carro.


Para Monasterios es necesario que la Alcaldía tome en cuenta a los ciclistas al momento de planificar la apertura de calles y avenidas; pero también cree que hay que difundir las normas de tránsito que conciernen a los ciclistas y a su paso por las vías.
En la Alcaldía de Santa Cruz de la Sierra, el jefe de Fiscalización de Tráfico y Transporte, Stalin Villarroel, admitió que el municipio no tiene una política destinada a mejorar las condiciones de los ciclistas. Indicó que lo que se hace es cumplir con la celebración del Día del Peatón, en el que se promueve el uso de bicis y las caminatas.


En la práctica, la ciudad no posee ciclovías, en el sentido estricto de la palabra. En la doble vía a la Guardia los ciclistas utilizan el centro de la jardinera, pero tienen problemas al cruzar las avenidas, porque allí no hay ninguna señalización ni espacio para bicicletas; lo mismo ocurre en el primer anillo y en otro espacio similar que se encuentra en el tercer anillo, en la zona de Equipetrol.

¿DÓNDE LA DEJO?
La falta de parqueos es un tema con el que también tropiezan los ciclistas. Tienen que improvisar, dejar la bici amarrada con una cadena a un árbol, a un poste o a los barrotes de alguna reja.
Federico, otro ciclista, cuenta una mala experiencia. Dejó su bici en la plaza, parqueada en un poste. Cuando volvió a recogerla no la encontró. Los guardias municipales le habían cortado la cadena con la que se aseguraba, le pincharon las llantas y se la decomisaron.
Algunos pedaleros logran que los parqueos públicos acepten cuidar su bici, aunque no hay un espacio destinado a este tipo de vehículo y por eso tienen que buscar un rincón, el más seguro posible. Cuidar la bici acaba siendo más un favor que un servicio.

TRANSPORTE ALTERNATIVO
Según los resultados de la medición de la calidad del aire en Santa Cruz de la Sierra, el parque automotor es responsable de más del 85% de la contaminación.
El asesor del Proyecto Aire Limpio de Swisscontac, Orlando Vásquez, asegura que es importante darse cuenta de que el uso de las bicicletas es una alternativa para mejorar la calidad del aire.
Indica que es necesario desarrollar facilidades para el uso diario y masivo de la bicicleta como medio alternativo de movilidad urbana, pues es una opción que está tomando fuerza a escala global.

Un boletín de Swisscontact detalla que el fomento de la movilidad no motorizada busca mejorar la calidad de vida en las urbes, así como optimizar el uso del medio ambiente, el espacio y el tiempo.
“Un recorrido de 8 km en bicicleta en una ciudad de América Latina, en hora de mayor congestión, puede ser 20% más rápido que en automóvil”, menciona el informe.
Además, la bicicleta permite economizar espacio público, puesto que en un corredor de 1,5 m pueden ir hasta 2.000 personas en bicicleta por hora y por cada sentido. Esto, sin contar que la bici contribuye a la protección del medioambiente, dado que no se utiliza energía fósil.

Brinda un ejercicio completo y evita enfermedades

Está clínicamente comprobado que andar en bicicleta es una de las actividades más completas para mejorar la salud. Cuando uno pedalea, la mente y el cuerpo se oxigenan, se despejan y se purifican, ayudando a prevenir dolores de espalda, proteger articulaciones y aumentar la capacidad cardiovascular.

Andar en bicicleta es una actividad tan fácil y equilibrada que logra reducir el riesgo de un infarto cardiaco en más de un 50%, debido a que aumenta el ritmo cardiaco y reduce el colesterol negativo, el cual es responsable de la calcificación de las arterias. Pedalear reduce la posibilidad de adquirir enfermedades coronarias.

El esfuerzo ejercido después de varios minutos de andar en bicicleta hace que la tensión suba hasta estabilizarse con el pulso, por ello, pedalear disminuye los factores de riesgo de la hipertensión, la hipercolesterolemia o la diabetes.
Cuando el ciclista adopta la postura óptima con el torso ligeramente inclinado hacia delante, la musculatura de la espalda está bajo tensión, logrando fortalecer y mantener la columna vertebral protegida de vibraciones, saltos y golpes. Gracias a los movimientos de las piernas se logra fortalecer la zona lumbar, previniendo la aparición de hernias discales o accidentes de retractación en vértebras.
Al aumentar la presión de los músculos sobre los huesos se logra ejercer más presión contra los huesos, obligando así a incrementar el calcio. También fortalece los músculos, los ligamentos y los tendones.
Fortelece los pulmones porque permite un excelente sunministro de oxígeno. El pedaleo es un ejercicio ideal para bajar de peso.

La bici nos hace felices
Sebastian Hacher / Periodista
Una vez que te acostumbras a esquivar colectivos, a que los taxistas te insulten –y cada tanto te encierren para sacarte del camino- no hay nada mejor que andar por la ciudad en bicicleta.
Buenos Aires, en teoría, es una ciudad amigable para los que elegimos el pedal. Tiene algunas bicisendas: trozos de asfalto robados a los automóviles. El Gobierno de la ciudad ofrece un servicio gratuito de préstamos de bicis amarillas y bastante destartaladas.
Los que de verdad viajamos en dos ruedas no usamos ni una cosa ni la otra. Con nuestros cascos jugamos a derrotar el tránsito. Saltamos los embotellamientos y nos reímos de las demoras. Llega un punto en el que el tráfico ya no importa: somos nosotros y el camino, nosotros y esa rueda que gira sin que hagamos mayor esfuerzo.
En una avenida en bajada podemos ir a 40km por hora. En una calle normal, el promedio es de 25.
Siempre que salgo con amigos que están en auto y voy en bici, llego primero que ellos, salvo en las madrugadas, en la que no hay ni un solo auto en la calle. Es verdad que ellos llegan más perfumados. Pero yo llego contento: la bicicleta oxigena y libera endorfinas.
Después de una buena pedaleada, es imposible no sonreír. La bicicleta nos hace felices.

Pedales y acciones en todo el mundo
La bicicleta que fue inventada por el alemán Karl von Drais, hacia 1817, ha sido un medio de transporte popular desde entonces y en la actualidad se calcula que existen 800 millones en el mundo y la mayor parte de ellas se encuentra en China.
En las últimas décadas, la congestión vehicular y la polución en las grandes ciudades han motivado que numerosas personas opten por pedalear en vez de conducir un coche. Sin embargo, todavía son pocas las ciudades en el mundo donde las condiciones de infraestructura y de tráfico brindan a los ciclistas las posibilidades de movilizarse sin arriesgar su vida.


Entre las ciudades ejemplo se encuentran Chicago, Montreal, Ámsterdam y Barcelona.
Un reportaje de la revista National Geographic describe las ventajas de estas urbes.


Chicago cuenta con 12.000 barras públicas para aparcar bicicletas, y con 230 kilómetros de caminos y carriles señalizados para estos vehículos. Existen operadoras ubicadas en el Parque Grant que organizan recorridos y rentan bicis.


Los 28 kilómetros de Lakefront Trail están abiertos para ciclistas y los visitantes con bicis pueden abordar los trenes de Chicago Metra para llegar a las estaciones en los suburbios, como Aurora, y de ahí llegar al Fox River Trail, a Elgin (unos 30 kilómetros), regresando a la ciudad tomando otra línea de metro.


En Montreal funciona un sistema de renta de bicicletas públicas y tanto los visitantes como los residentes pueden alquilar y devolver las bicis en cualquiera de las 400 estaciones que funcionan con paneles solares.


La National Geographic recomienda un recorrido por la avenida libre de autos Olmsted Road, diseñada por el arquitecto del Central Park de Nueva York, Frederick Law Olmsted y otro por el Canal Lachine donde hay pequeños puentes para atravesar.
Ámsterdam es una ciudad ideal para el ciclismo urbano, está pensada para peatones, tiene calles angostas y canales por donde los autos no pueden pasar, pero sí sirven para las bicicletas.


Y Barcelona también está entre las ciudades que acogen a los ciclistas, por sus buenas conexiones en las vías principales. En esta ciudad también hay un camino para ciclistas de 72 kilómetros llamado Ronda Verde, por las afueras de la ciudad.
En otras ciudades del mundo la realidad no es tan fácil. En Europa recientemente se ha generado un movimiento que tiene el lema Salvemos a los ciclistas, así lo reporta el diario español ABC. Esta campaña se inició en Inglaterra cuando el periódico Times hizo un llamamiento tras un grave accidente que sufrió una de sus periodistas.


“El manifiesto del Times tiene el objetivo de sensibilizar a los gobiernos con el problema y acrecentar la seguridad de las bicicletas con una serie de propuestas. El llamamiento recibió en pocos días miles de adhesiones y se extendió como una marea por Internet en todo el mundo. En Italia fue relanzado por periódicos y blogueros, con más de 20.000 adhesiones en pocos días. Solo el grupo en Facebook suma 8.000 miembros”.


Las cifras indican que en los últimos 10 años han muerto 1.257 ciclistas en Inglaterra y 2.556 en Italia.
Algunos diputados italianos tomaron en cuenta la inquietud y eleboraron un proyecto de ley salva ciclistas para poner freno. En sus 11 artículos hay previstas diversas medidas de seguridad, como la introducción del límite de 30 km/h en áreas residenciales sensibles sin pistas para bicis.


Este movimiento generado en Europa se inspira en la realidad de Holanda y recuerda que la protesta de los años 70 por las muertes de tráfico, en particular de niños, a la que se unió la crisis del petróleo de 1973.


El ABC español señala que estos fueron los factores que impulsaron una decisión política que favoreció el uso de la bicicleta y construcción de pistas. “Hoy, los holandeses usan a menudo su bicicleta como medio de transporte y tienen muy claro que cada euro invertido en ciclismo está bien muy bien empleado: ayuda a la salud, evita la congestión del tráfico, disminuye el número de accidentes y mejora la economía”, señala el reporte.


En distintas ciudades de América Latina también hay movimientos de ciclistas para lograr que las bicicletas sean reconocidas y respetadas como transporte en las vías y existen algunos casos en los que las autoridades apoyan la iniciativa, es el caso del Gobierno Federal de la Ciudad de México.


Esta publicación se realizó con la participación de grupos de ciclistas urbanos que plantearon sus necesidades e ideas.
En América Latina, el Caribe y varias ciudades de Estados Unidos los movimientos de ciclistas urbanos coinciden en que lo que se persigue es desarrollar una conciencia ciudadana sobre la relevancia del transporte activo (uso de bicis, caminatas y uso de transporte público) y fomentar una cultura de respeto y tolerancia en las vías.

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